Saudade, bien que se padece y mal que se disfruta | Cristina Callorda
Sólo una cosa me gusta. Contarle a mis nietos qué hacíamos cuando teníamos su edad, pero con un resultado casi desilusionante: ¡“Qué aburridos que eran!”
Sólo una cosa me gusta. Contarle a mis nietos qué hacíamos cuando teníamos su edad, pero con un resultado casi desilusionante: ¡“Qué aburridos que eran!”
Con el paso del tiempo, el extraordinario éxito del neologismo sirvió para imprimir una nueva legitimidad a la nostalgia. La que originariamente fuera una enfermedad de la memoria de los soldados, comenzó a cobrar una cierta dignidad y llegó a gozar, incluso, de cierto prestigio