Epitafio | Mariana Sosa Azapián
Sentí los rasguños del viento muy fuertes en la cara, eran cortantes y obsesivos. Llevaba la cajita bien cerca del pecho, donde latían cenizas de cuerpos. Tuve que bajar unas cuadras; la rambla era una herida vacía, un futuro cementerio escondido. Lo que para otros es simplemente un lugar de esparcimiento, ahora se me hace un destino manifiesto muy diferente. Le di unos besos a la caja como su fuera