Ellas, Kafka | Joaquín DHoldán
Kafka, un tipo de un metro ochenta y pico, flaco y vital, solía andar en moto, tuvo muchas novias, le encantaba escribir al punto de, como cuenta Paul Auster en Brooklyn follies, hacerse pasar por la muñeca de una niña y enviarle a la misma cartas para convencerla que no se había extraviado sino que estaba de viaje.