Comer con las manos | Jaime Clara
Hace algunas semanas, en una pizzería en Maldonado me sirvieron un fainá perfectamente circular, fino y crocante. La imagen era perfecta, daba pena tocarlo. Prometía lo que luego comprobé: un exquisito sabor. Al tiempo que la moza dejaba el plato sobre la mesa, colocaba los cubiertos en forma prolija. Quedaba claro que tenía dos opciones ante la perfecta redondez de la pieza: o cortarlo con el cuchillo para comerlo en