De los autodidactas | Alejandro Gamero

Pero hay que admitir que no todos podemos tener la suerte de Aristóteles, que tenía como maestro a Platón; ni la suerte de Platón, que tenía como maestro a Sócrates; ni la suerte de Sócrates que tenía como maestra a Diotima -detrás probablemente estaría Safo, a quien Sócrates no llamó “bella” sino en el sentido etimológico de la palabra, entendido como sabia-.