Recientemente, en La reinvención de los clásicos, versión gourmet, hablamos de esa afición tan uruguaya por el delivery, ese servicio de entrega a domicilio que, en tantas ocasiones, nos soluciona el almuerzo o la cena. Ni podemos salir de restaurantes a diario; ni a diario tenemos las ganas, la fuerza o los tiempos para sumergirnos en los fogones a cocinar con amor. Tampoco podemos, o debemos, descuidar nuestra alimentación y es que en el grueso de la oferta de comida a domicilio, abundan las propuestas en las que los fritos, el exceso de grasa, las salsas pesadas y la abundancia sobre la calidad, son el común denominador.