Più avanti (*) | Antonio Pippo
Siéntase tranquilo con su ardiente conciencia, don Pedro, Almafuerte: cerró sus ojos atormentados tras pelear todas las batallas y negar los honores tardíos que quisieron enamorar a su ética para sobornarla. Pocos poetas, si hubo alguno, gritaron con tal fuerza su…