
Imagínate protagonizar una obra de arte. Tal vez se te haya venido a la cabeza el «Jack, píntame como a una de tus chicas francesas» que Rose le dice a di Caprio, pero el artista de performances Brian Feldman tiene una idea algo distinta: ir a su casa para lavar a mano platos sucios en su fregadero, previo pago de una entrada que cuesta 17 dólares. Aunque, para ser sinceros, hay algo más.
La obra artística, titulada Lavavajillas 2: Te pago, que por cierto tiene un dos en su título porque es una secuela, no consiste únicamente en lavarle los platos al artista. Una vez acabada la faena Feldman te pedirá que leas un monólogo, para a continuación decidir si eres mejor lavando platos o actuando. El evento se vende como algo muy exclusivo, con un aforo muy limitado. No es solo que haya un único espectador en cada pase, sin más testigos que el propio Feldman, sino que además se han lanzado solamente 18 entradas, una por espectáculo.
Se supone que esta obra es una reflexión sobre el desafío de tener una vivienda asequible en Washington D.C. (el artista tiene su estudio en Cleveland Park, en esa ciudad), la vida con un salario mínimo, así como el equilibrio entre el cuidado y la supervivencia económica en la quinta ciudad más cara de Estados Unidos. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Sobra esta obra, dijo el propio Feldman: «He realizado muchos proyectos maravillosamente surrealistas a lo largo de mi carrera artística. Desde cenar en el escenario con mi familia de la vida real –frente a un público– más de 50 veces, hasta saltar de una escalera 366 veces en 24 horas, o casarme legalmente con un extraño a través de un juego de girar la botella […] No se me ocurre una forma más apropiada y extraña de comenzar mi vigésimo aniversario como artista de performances que dando la bienvenida a 18 de los miembros más aventureros del público a mi casa, que mi madre ha descrito como un «museo de arte moderno en miniatura» y por un inspector del Departamento de Edificios de D.C. como ‘diferente a cualquier apartamento que haya visto en sus 15 años en el trabajo’, y que ellos hicieran el trabajo por mí. ¿Y la mejor parte? A diferencia de a lo que me enfrento como artista que vive en D.C., no existe ningún riesgo económico para aquellos que reservan su entrada lo suficientemente rápido el día que salen a la venta. ¡Es mi primer proyecto con una garantía de devolución del 100% del dinero!»
Para ser justos, Feldman promete devolverte el precio de la entrada. Entonces, al final, una cosa por otra y el evento termina siendo gratuito. Eso sí, ha conseguido que le laves los platos.
Delicatessen.uy publica esta nota con autorización expresa. Originalmente aquí.

