
Con elegancia, sobriedad y el tenor discreto de quién explora y se sabe nuevo en la ciudad, abrió Concreto, un local que reúne comida, vino y café, las tres fuentes del deleite para todo sibarita contemporáneo. El lugar, ubicado en la intersección entre Soriano y Andes, ocupa la planta baja de un edificio de reciente construcción. A primera vista, seduce lo distinguido de un interiorismo que apuesta por las líneas depuradas y el conjunto sereno que resulta del hormigón, la madera y los tonos marrones y negros. Lucas Ripani, uno de los socios implicados en el proyecto, se ocupó de la arquitectura y el diseño.
Con un espectro de apertura que va de las 8:30 a las 00:00 horas, Concreto abre de lunes a sábados y propone una carta que muda su contenido en función de la hora del día. Las mañanitas arrancan con la amplia sala diáfana y la apertura de una ventana cafetera hacia la calle Soriano que ofrece café de especialidad al paso para el viandante apurado. Christian Andreozzi, miembro del elenco de socios, se ocupó de rastrear los granos de café adecuados, encontrado en Cardenal, a los tostadores aliados. En carta hay cuatro opciones de café para llevar –molido o en grano– con una amigable descripción que incorpora, para lo que sospecho será la alegría de muchos, el nivel de acidez de las variedades. La carta cuenta con un amplio espectro de cafés preparados –en versiones frías y calientes–, blends de tés orgánicos y un repertorio de dulcerías que no se olvida de los veganos.

El diseño de la propuesta gastronómica corre a cargo del socio Matías Senia, con experiencia, entre otras cocinas destacadas, en restaurantes de la talla de Mugaritz (2 estrellas Michelin, número 31 en los 50 Best), Can Jubany (1 estrella Michelin) e Ibaya (1 estrella Michelin). Le apoya su socio Tomás Coubriel, encargado de explorar los productos uruguayos, una labor en permanente construcción, ya que todos los socios son argentinos y en Concreto materializan su primer proyecto en nuestro país. La jefatura de cocina –partícipe activa del diseño de cartas– es gestionada por los también argentinos Nahuel Urbina y Antonella Ferreri, ex jefes de cocina del emblemático restaurante bonaerense Aramburu (número 36 en los 50 Best Latam). El dream team se completa con los socios Matías Adjiman (servicio y vinos) y Julián Adjiman (administración). Matías y Tomás son socios, a su vez, del restaurante Piedra Pasillo en Buenos Aires. Tomás tiene, además, junto con otros socios, el bar Mauer, también en Buenos Aires.
Para almorzar se puede elegir entre el menú ejecutivo, en constante renovación, o las opciones disponibles en una carta escueta y acertada. Siguiendo la tendencia, el criterio descriptivo apunta a la sencillez que aporta nombrar los platos en base a sus productos principales, para luego sorprender con las elaboraciones y presentación cuando el plato llega a la mesa.
Las cenas son la gran apuesta gastronómica de Concreto. En el entorno de las 20:00 horas, las luces bajan su intensidad –ofreciendo una atmósfera más intimista– y la carta se expande, ampliando el repertorio. Con la máxima de encontrar el mejor producto disponible y sacar de este su mejor expresión, en los platos brillan las presentaciones, las técnicas depuradas y la creatividad en contenido y escena.
La cena comenzó con un pan artesanal con manteca ahumada y un brandi snap con paté y membrillo. Una versión creativa de la dulce teja inglesa –sin moldear– y un juego acertado de texturas y sabores que encuentra equilibrios entre lo crocante y lo sedoso y lo dulce y graso. Tras un original pastel de chorizo con sweet chili y rabanitos, brilló la tempura de alga nori con tartar de pesca artesanal y un wasabi domesticado –óptimo en picante para el conservador umbral uruguayo–. A la interesante combinación de ricotta con chauchas , granada y repollitos de Bruselas –con un aliño como dios manda– le siguió la estrella de las entradas: una crema de castañas de cajú con yema, hongos y caldo.

Hongos, castañas de cajú y yema
La pesca con hinojos destaca por la fidelidad a la nobleza del producto, y la pasta casera con zanahorias y azafrán de avellanas, por su originalidad. Para el fin de fiesta llegó la bomba definitiva: un postre de chocolate blanco y mandarina que bien podría levantarle el ánimo, y el ánima, a un muerto.


El atinado maridaje quedó a cargo de Paul, sommelier uruguayo recién regresado de Argentina, que agrega –con sus formas humildes, certeras y comedidas– un indiscutible valor. La carta de vinos, con etiquetas argentinas y uruguayas –y precios, al fin, sensatos– contó con el asesoramiento del sommelier argentino Pablo Garriga. El servicio destaca por el trato amable y atento y una profesionalidad que se agradece.
Concreto se incorpora a la escena gastronómica local, aportando creatividad, saber hacer y un nuevo imprescindible tanto para parada, trabajo y café como para salir a cenar.
Concreto
Andes 1252, Montevideo
Abierto de lunes a sábados
Café: 8:30-19:00 h
Restaurante: 12:00-19:00 y 20:00-00:00
IG: somosconcreto.uy