
Hace apenas tres semanas, un nuevo local gastronómico abrió sus puertas al público. La diferencia con tantos otros lugares, que abren y cierran, es que, en este caso, no hay fin de lucro. Y no hay truco, dobleces ni vueltas. Sol Preusse vislumbró una oportunidad de negocio, la persiguió hasta conseguir concretar su propuesta y orientó los objetivos de su modelo hacia el bien común. Ahora te invito a pensar en cuantas personas conoces de primera mano que hayan renunciado de forma íntegra a las potenciales ganancias de un negocio. ¿Ninguna? Yo tampoco. Por eso Sol es excepcional, una piedra preciosa en un mundo averiado.
Estudió Dirección de Empresas en la UCU y actualmente cursa un máster en Finanzas. Franca, su recién inaugurado local, fue la idea de negocio para el proyecto de grado en la universidad. Había trabajado en la plaza Cagancha y sabía que, más allá de las consabidas rotiserías, había poca cosa en la vuelta para desayunar o almorzar. Buscó pacientemente durante meses hasta dar con el local. Previamente, había hecho temporadas en Barcelona y en el este, y había cursado Gestión Gastronómica en Gato Dumas. Para concretar su proyecto, se asesoró con Gabriela Miconi, de quien heredó la sensibilidad por el producto estacional y agroecológico.
Franca busca ofrecer una solución alimentaria saludable y un lugar agradable para estar en un barrio plagado de oficinas con escasa propuesta gastronómica. La oferta, que aún está en construcción, consta de un plato del día, tres sandwiches, dos ensaladas y un mostrador dulce. Todo está disponible tanto para consumir en el local como para llevar. Para los que van con prisa, hay preparaciones envasadas y prontas para retirar. Esta oferta incluye dos «peques», que son ensaladas más pequeñas que pueden combinarse entre sí o acompañar un sandwich.

Los sandwiches, siempre elaborados con panes artesanales de fermento lento, incluyen vegetales en distintas texturas y elaboraciones –como encurtidos, asados y patés–. Veganos, vegetarianos y amantes de la alimentación saludable y sabrosa, encontrarán en el local una oferta variada, tanto dulce como salada.
Entre los atributos del lugar, cabe destacar su horario de apertura, una acertada rareza en una ciudad cuyos cafés abren demasiado tarde. Franca abre sus puertas a las 7:30 para desayunos, con tostadas de pan de campo con palta y huevo poché o labneh y mermelada. También ofrecen un chipá sandwich con tomates asados, queso crema casero y pesto, y una opción de granola con yogurt. La selección de bebidas incluye café de especialidad de Culto, jugos detox hechos en casa, tónicas artesanales de Max Graf y una variedad de cervezas Malafama.

La idea, con el tiempo, es ir visibilizando a los productores, seleccionados por proximidad y sostenibilidad, e incluir una oferta de panes artesanales y conservas para llevar. En Franca, el cliente invierte en alimentación saludable y también en proyectos de calado social y ambiental. Los beneficios se reparten entre distintas organizaciones entre las que se encuentran Socobioma (centro de rescate y rehabilitación de fauna silvestre, educación ambiental e investigación) y, entre otras organizaciones, Fundación Nuevos Caminos (con acompañamiento y espacio para cambiar la vida de personas en situación de calle que quieren hacer ese cambio).
Franca, además de un proyecto gastronómico interesante, es una inyección de esperanza en un sistema desgastado. Que las nuevas generaciones de emprendedores y líderes traigan en su huella digital tantas sensibilidades impresas, convierten el futuro en un espacio mucho más prometedor del que dejamos a nuestro paso. Ojalá el ejemplo de Sol Preusse sea el principio de una nueva impronta de prioridades en la agenda.
Franca
Plaza Cagancha 1124. Montevideo
Abierto de lunes a viernes de 7:30 a 19:30 h y sábados de 7:45 a 15:00 h
IG: franca_uy