Buñuelos | Jaime Clara

Mi abuela paterna, Quecha, murió el día de su cumpleaños, cuando yo tenía diez años. Los recuerdos, que vienen seguido, no sólo de ella, sino que de todos los abuelos, son agradables y me remiten a una infancia feliz, muy cerca de ellos. En el caso de Quecha, tengo el recuerdo de una mujer buena, tierna, siempre simpática y, como Memé, mi abuela materna, una gran cocinera. La comida que más recuerdo de la abuela Quecha son sus buñuelos de arroz. En mi historia, no hay buñuelos más ricos que aquellos de arroz. Sin embargo, mi madre ha sido la gran proveedora de buñuelos de todo tipo: de acelga, espinaca, lechuga y de banana, entre otros. Ahora extraños aquellas entregas semanales.

En España, se les llama frutas de sartén a las elaboraciones de fritura en aceite hirviendo de forma que los alimentos sean ligeramente fritos. La denominación se suele aplicar a productos livianos, como diferentes tipos de masas. Esta denominación viene desde la Edad Media, y se aplica fundamentalmente en la repostería. Concretamente, tiene que ver con la cocina sefardí.​ En el Llibre de Sent Soví del año 1324 aparece una receta sobre ffrexols y bunyols de fformatge d’ous.​ Un siglo más tarde el cocinero Ruperto de Nola en su libro Libro de manjares, guisados y potajes, de 1477, describe como fruta, la ligera fritura de un hígado de ave.​ 

Asì que aquí tenemos un antecedente directo de lo que hoy llamamos buñuelos. Igual, se trata de una preparación antiquísima en la cocina mediterránea. Algunos documentos indican que Catón el Viejo incluyó una receta de buñuelos, con el nombre de «globos», en su libro De Agri Cultura, escrito en el siglo II a. c. En esa receta, se mezclan harina de trigo y queso, se hacen bolas que se fríen y se untan de miel y semillas de amapola para servirlos. 

Luego, los moros o moriscos  -musulmanes del al-Ándalus-  que habitaban los territorios del Sur de la península ibérica y ocupaban humildes puestos de trabajo, muchas veces eran vendedores ambulantes de buñuelos. En Sevilla y Granada, eran un postre típico, fritos en aceite y, también, cubiertos de miel. 

Para muchos, la palabra proviene de “puñuelo”, una especie de bola que los romanos amasaban con sus puños. Otros piensan que llega del francés “beignet”. Pero, como está aceptado, muchos dulces de tradición tienen origen árabe

En  España hay recetas de buñuelos desde el siglo XVI y eran uno de los postres favoritos de los árabes que vivían en Granada .La primera versión escrita con el nombre de buñuelos, con este nombre, se encuentra en el recetario del chef de los reyes, Francisco Martínez, quien publicó el libro titulado Arte de cocina, pastelería, vizcochería y conservería. Es desde esa época que se tiene registro de la tradicional receta de los buñuelos de viento.

Pero, la gastronomía evoluciona en forma constante, y hoy los buñuelos tienen una gran variedad: desde salados, de verduras y algas, hasta los dulces, con miel, azùcar y con fruta, como los de banana; simples o rellenos con diferentes cremas, (de limón, frambuesa, frutos rojos e incluso chocolate). También hay quienes los prefieren únicamente inflados y bien esponjosos, espolvoreados con azúcar y canela. En algunos lugares, los buñuelos son una receta de Semana Santa y lo que los hace especiales durante estas épocas es que se aromatizan con vino blanco, ralladura de cítricos y anís. Esto le da un toque característico y hace que sean muy esperados en estas fechas.

La base de la receta de buñuelos es la misma. en un bol poner agua con azúcar, disolver y luego agregar la levadura fresca, dejar reposar por unos siete minutos y luego agregar la sal, anís, huevos y la harina, esto mezclando poco a poco con la mano hasta obtener una masa aguanosa. Luego dejar que leve al doble y empezar a freír en aceite muy caliente. En caso de que fueran salados, no agregar e azúcar en la mezcla inicial de los buñuelos.

Para hacer buñuelos de arroz

500 grs de arroz cocido.
3 huevos.
1/2 taza de harina.
Queso rallado.

Echar los huevos en el bowl con arroz.
Mezclar de a poco a medida que se va incorporando la harina (que no quede muy líquido ni muy espeso).
Agregar queso rallado y sal a gusto.
Cubrir la sartén con aceite, cuando esté caliente echar los buñuelos con una cuchara.
Dar vuelta. Al retirar, secar los restos de aceite con una servilleta.

Para hacer buñuelos de acelga 

Huevos 2 o 3 Unidades
Acelga 200 g
Sal y Pimienta a gusto
Polvo para hornear 1 cdita.
Aceite neutro para freír cantidad necesaria
Queso rallado 50 g
Harina 1 taza

Lavar las hojas de acelga en varias aguas.
Colocar en una cacerola profunda las hojas sin el tallo, con el agua del lavado, condimentar con sal y tapar la cacerola para que se cocine al vapor.
Cuando esté tierna retirar, dejar enfriar y escurrir.
Picar la acelga y mezclar con la harina con el polvo de hornear, los huevos, queso rallado y condimentar con sal, pimienta y nuez moscada.
Freír los buñuelos en aceite caliente, escurrir en papel absorbente y servir.