
Hace unos días, no recuerdo a cuento de qué, publiqué en mis redes sociales una lista personal y subjetiva de lo que para mi gusto son las mejores combinaciones para maridar con un huevo frito. A saber:
1 – Papas fritas (indiscutible)
2 – Milanesa
3 – Tostada
4 – Arroz
5 – Puré (debatible)
En general no mucha gente contesta mis posteos, por no decir que soy universalmente ignorado, pero con el huevo frito toqué un nervio sensible. De inmediato apareció gente apoyando mi lista, poniéndole peros, denigrando opciones (hay una ceguera casi universal a lo maravilloso que es colocar un huevo frito encima de una tostada poco hecha) y sobre todo agregando sus propios favoritos.
Y ahí la cosa se puso movida. Resultó que desde las sombras, sartén en mano, fueron surgiendo personas que no le tienen miedo a completar prácticamente cualquier elemento comestible con un noble huevo frito. Algunas opciones eran obvias y conocidas (churrasco, hamburguesa), otras polémicas, como la pasta, particularmente moñitas (esa aberración con forma de corbata de Isidoro Cañones a la que considero la única pasta despreciable), aunque apareció alguna voz minoritaria reivindicando los tallarines. A partir de ahí la lista entró en el terreno de lo exótico (cous-cous con huevo frito, morcilla salada) hasta rozar lo delirante (pizza, a quién se le ocurre, o ensalada de verdes), y me quedé esperando al osado que asegurara completar sus postres con un huevo con la yema líquida. No es tan raro, si consideramos por ejemplo que a Leonardo Da Vinci sus huevos fritos le gustaban con pimienta y miel (hecho histórico y registrado).
Incluso algunos extranjeros colaboraron con platos exóticos enhuevofritados que habría que viajar para catar, a Chile para ver cómo es eso del charquicán con huevo frito, o a México a darle una probada al mole con crema y huevo frito. Pos pandemia, a lo mejor.
Pero el pico de lo debatible lo aportó el dibujante argentino Podetti, mentando afrancesadamente el guiso de lentejas con huevo frito. Alguien menos tolerante y sin mi alto grado de savoir faire se hubiera embarcado en un áspero y reñido debate, lleno de descalificativos y palabras de mal tono. Siendo el refinado humanista que soy, y fiel a mi política de siempre de aceptar todas las diferencias humanas, no sólo doy por buena la peculiar costumbre de este genial dibujante, sino que aporto una breve guía en siete pasos para lograr la mejor combinación de guiso de lentejas y huevo frito. Si la siguen al pie de la letra, no pueden fallar:
- Preparar un guiso de lentejas potente y sabroso.
- Dejarlo reposar para que libere todas sus fragancias
- Servir una porción abundante pero no exagerada
- Guardarla en un tupper
- Meter el tupper en el freezer
- Freír abundantes papas
- Coronarlas con dos huevos fritos
Guiso con huevo frito, pero háganme el favor, dónde se vio…