Devoción por el té | Gabriela Cabrera Castromán

María Elena Walsh nos invita a tomar un disparatado té y Gustavo Cerati (Soda Stereo) en Té para tres recuerda un sorbo de distracción. Alicia, la del país de las Maravillas, llega a la casa de la Liebre y se suma a un excéntrico té con el Sombrerero y el Lirón. Elizabeth II, la reina de Inglaterra, en repetidas escenas toma té en The Crown. En el museo Tate de Londres, se exhibe un fabuloso cuadro de Edgar Degas que se llama La taza de té. También Henri Matisse y Edward Hopper, entre otros, escenificaron la bebida como ritual.

Así, desde el arte, construimos el ideario del té junto con escenas familiares: una abuela que toma y convida mate de té, un tecito con limón ante un estornudo invernal, niños que juegan con tacitas y simulan con parsimonia o un English Breakfast con escones, una tradición foránea que en nuestro país ha tenido fuerte arraigo. ¿Qué tiene el té que, además de inmiscuirse en la vida cotidiana, Walsh y Cerati en la Argentina, Carroll en el Reino Unido, Degas y Mattisse en Francia, y Hopper en Estados Unidos lo han hecho parte de sus creaciones artísticas?

El té es una camelia —Camellia thea— oriunda del valle de Assam entre China e India. La planta se conoce en Oriente desde tiempos antiquísimos, tanto que en el diccionario oficial chino (año 350) se describe el cultivo del arbusto. Primero se tomaba como decocción (las hojas se maceraban en un mortero y se hervían con leche, cebollas o cortezas de naranja) y luego, con la dinastía Ming, se convirtió en una infusión de hojas secas finamente molidas a las que se le añadía agua hirviendo.

Al igual que el café y el chocolate, el té viajó, se expandió, popularizó y enriqueció. Si bien puede ser una infusión banal que pasa desapercibida, una vez que cruza cierto umbral se convierte en «un camino de pasión, sabor y alma». Así lo asevera la sommelier Mónica Devoto, autora de El Té, el primer libro de factura editorial local que explica la milenaria infusión.

En el universo del té todo parece ser delicado; las hebras, las teteras, las tazas y los cuencos son sutiles. De la misma manera es el libro que, a instancias de Claudia Garín (editora de Planeta Uruguay) escribió Mónica Devoto, diseñó e ilustró Lucía Franco y fotografió Tali Kimelman. Asible, de elegante letra sobre hojas suaves y con moderado brillo, El Té se lee como una autobiografía, un itinerario de viaje y un compendio cultural y técnico.

Mónica Devoto tiene, en nuestro país, sólidas credenciales en el rubro del té. Si bien se formó como escribana y trabajó en la empresa de su familia durante quince años, su vida tomó otro camino. «Yo proyectaba que mis hijos y nietos trabajaran en la empresa, y ese proyecto se vino abajo cuando los veteranos, como les decimos en la familia, decidieron venderla», explica con mesura y algo de timidez. Los cambios se sucedieron de manera rotunda: comenzó a correr y con el cuidado de la salud (era fumadora), llegaron las tisanas y después la formación en el rubro del té, una bebida que ocupaba un afectuoso lugar en el álbum familiar (sus dos abuelas eran tomadoras de té).

El primer curso al que asistió fue en la Argentina, luego instrumentó degustaciones, catas y talleres y comenzó con los encuentros anuales de té. A los seis años de haberse iniciado en el segmento, surgió Sinfonía, su marca de infusiones. Con viajes, libros, intercambios con colegas y más cursos continuó el proceso con esfuerzo y determinación. «Es el camino del ikigai japonés —resume Mónica—. El ikigai es encontrar algo que hacés con pasión, que te gusta, que lo disfrutás. Yo tuve la oportunidad de encontrarlo en el té».

China, India, Japón, Sri Lanka, Rusia, Gran Bretaña, Francia, Argentina y Uruguay están presentes en el libro porque El Té es un itinerario de viaje. «Decidí que el hilo conductor fuera la historia del té —explica la autora—. Comencé por China, la cuna del té, seguí por Japón y otros lugares. Yo los visité y tuve la posibilidad de conocer experiencias de vida vinculadas al té». Con imágenes, recuerdos y explicaciones precisas, las parcelas del té conforman un universo tentador.

El libro también es un compendio cultural y técnico. Además de los datos —que se presentan de manera sencilla—, la autora amplió la mirada porque «las personas que gustan del té quieren saber más, buscan conocer el té de cada región y cómo se transmite culturalmente. Si tú no contagias esa experiencia, es difícil imaginarse todo lo que hay en una hebra de té».

Para lograrlo, la sommelier maneja el «deber ser» con respeto y perspectiva antropológica. «En las catas, el té se prepara sin azúcar, obviamente, a cierta temperatura, tiempo de infusión y demás. Pero cuando estoy bebiendo el té socialmente no puedo modificar costumbres. En Inglaterra, se le agrega un chorrito de leche, por ejemplo, y están quienes le agregan una rodajita de limón porque les gusta el sabor cítrico. Entonces, no puedo decirle que no está bien beberlo así. Socialmente se aceptan cualquiera de los tres agregados: azúcar o miel, limón y leche. Yo no puedo decirle a un inglés que está bebiendo mal el té, a un ruso con su té que prepara con leche o a un indio que bebe el famoso chai. La forma en la que se bebe es cultural y eso hay que respetarlo».

Con capítulos cortos, ágiles y variados, Devoto despliega un mapa del mundo del té con la invitación a recorrerlo a través de una infusión que produce placer y armonía en el paladar y en el alma. Beber té es un viaje perpetuo porque «es para disfrutarlo en todo momento, solo, con familia o amigos. Es de largo aliento porque te da tiempo para disfrutarlo, aunque también puede prepararse y beberse rápidamente. Se adapta y nadie escapa a una taza de té. La recomendación es cuidar el agua y que el té sea de buena calidad».

En El Té también hay belleza, devoción y respeto, como en las representaciones artísticas de Walsh y Cerati, Carroll, Degas, Matisse y Hopper.

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El Té. Mónica Devoto (sommelier de té, responsable de la marca local Sinfonía) es la autora de esta obra, el primer libro uruguayo sobre la infusión. La editorial Planeta destinó 204 páginas con expresivas fotografías y armoniosas ilustraciones para recorrer, junto a la autora, un «camino de pasión, sabor y alma».

Con información sobre la planta, la cosecha y el proceso del té; las variedades, las reglas para lograr una taza perfecta, las tradiciones, los usos y los beneficios. Un libro sutil.

$ 1390. Venta en librerías de todo el país.

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