Verónica Chevalier es licenciada en Marketing y locutora-operadora de radio. Es maestra de ceremonias y docente. Se desempeña como movilera y locutora en Canal 10 y es periodista en Subrayado.
Un sabor de la infancia
El mate cocido que me hacía mi bisabuela.
Una manía confesable
Revisar una (o dos) veces si cerré la puerta de calle.
Un amuleto
Una medallita de la virgen que tuvo mi abuela desde que nació.
El último libro que leí
Carlota, la emperatriz que enloqueció de amor de Laura Martínez – Belli.
Una película que me marcó
Una mente brillante
Algo que evito
Planchar… Definitivamente
Si pudiera volver a empezar sería
Exactamente la misma, porque en el acierto o en el error, siento que voy por el camino correcto.
Un lugar para vivir
Mi casa, sin dudas es mi lugar en el mundo
Un lugar para volver
La falda de mi abuela. Apoyaba la cabeza en su pollera, siempre a cuadritos, y ella me acariciaba el pelo. Era una fórmula mágica para que todo estuviera bien.
Una materia pendiente
Aprender a tocar el violín (bien).
Un acontecimiento que cambió mi vida
Cuando Elena Romitti, mi profesora de Taller Literario en Ciclo básico, me invitó a leer un cuento en su programa de radio.
El escritor definitivo
Gabriel García Márquez.
Algo que jamás usaría
Un arma de fuego.
La última vez que pensé “tierra, trágame”
Me pasa muy seguido porque soy de meter la pata, y después cuestionarme mucho lo que hago o digo. ¿Cuántas hojas tengo?
El lugar más feo del mundo
Todos si no estoy bien conmigo misma, y ninguno si estoy bien. Creo que lo «feo o lindo» de un lugar lo pone el contexto.
Una rutina placentera
Llevar a mi perro a upa a su cama antes de dormir. Es el único momento en el que me deja darle besos.
Me aburre
Esperar
Una extravagancia gastronómica que frecuento
Le pongo azúcar a los huevos revueltos
Una canción que aún me conmueve
Era en abril, hasta recuerdo la primera vez que la escuché de muy chica en el auto de papá.
Un restaurante que nunca falla
El taller de mi papá, donde tiene su parrilla, paellera y otros tesoros.
Algo que cambiaría si pudiera
Si se trata de mí misma no cuestionarme tanto y perdoname más. Si se trata de todos, recordar que todos somos humanos, principalmente a la hora de dirigirse al otro.
El valor humano que más admiro.
La empatía, que como dice Untonga… salva.
Una última palabra
Gracias.