Alejandro Sequeira (Montevideo, 1962). Diseñador gráfico y divulgador científico, especialista en hongos silvestres. A mediados de la década de 1980 cursó la licenciatura en Ciencias Biológicas en la Universidad de la República y comenzó a trabajar como fotógrafo, ilustrador, diseñador gráfico y periodista. Hoy realiza una intensa labor en el área editorial a través de su estudio de diseño, Trocadero. Ha publicado varios libros. En 2014 recibió el premio Bartolomé Hidalgo en la categoría Investigación y Divulgación Científica por «Hongos: guía visual de especies en Uruguay», libro que en 2015 fue distinguido con el Premio a Ensayo y Divulgación Científica en la edición de Premios a las Letras otorgado por el Ministerio de Educación y Cultura. En 2009 recibió el Premio Morosoli de Plata en reconocimiento a su carrera como Diseñador Gráfico.
Un sabor de la infancia
Dulce de leche cortado —con grumos—, trocitos de pan de miga fundiéndose en el café con leche caliente; berberechos a la provenzal. Perdón, casi nunca puedo elegir una sola opción.
Una manía confesable
Empezar los días escuchando a Zitarrosa. Escuchar una canción que me gusta más de una vez.
Un amuleto
Un trilobite, un fósil de millones de años. Lo tengo cerca del teclado y me gusta tocarlo cada tanto. Es un amuleto que me ayuda a relativizar las urgencias cotidianas, algo así como un cable a tierra. Por afuera, la pequeña roca no es muy atractiva, pero al levantar y desprender la parte superior, aparece ese increíble ser que fue antecesor de los artrópodos y que al igual que los dinosaurios, los seres humanos nunca los vimos con vida. Lo acompaña una placa de gliptodonte, pero esa solo tiene unos 10.000 años, la toco solo para «urgencias».
El último libro que leí
«En un metro de bosque: un año observando la naturaleza», de David George Haskell.
Una película que me marcó
«Solaris» de Tarkovsky.(la original, 1972), todo Monty Python.
Algo que evito
Mirar programas de televisión en los que se corre por electrodomésticos, cruzar en auto en la esquina de Mentana y Batlle y Ordóñez, cualquier ensalada que tenga pepino crudo, las personas que hablan en tercera persona, cualquier tipo de promoción, quedarme sin yerba, perder el tiempo.
Si pudiera volver a empezar sería
Un monte repleto de hongos.. y salvaría el mundo ;-). Sino, psicólogo o ceramista.
Un lugar para vivir
Montevideo.
Un lugar para volver
Groningen.
Una materia pendiente
Memorizar la tabla del 9.
Un acontecimiento que cambió mi vida
Descubrir la pasión que despierta estudiar el reino de los hongos.
El escritor definitivo
Un booklist habitado por Bradbury, Galeano, García Márquez, Juan Rulfo… Sino, Julio Cortázar.
Algo que jamás usaría
Pantuflas, pantalón deportivo, lentes negros y diminutivos.
La última vez que pensé “tierra, trágame”
Lo más parecido fue una vez, hace muchos años, cuando era joven y vergonzozo, y fui a una reunión de trabajo y -sin querer- patié una maceta con una drácena haciéndola rodar a lo largo de un pasillo volcando la tierra en un surco por la moquete del lugar hasta chocar con la puerta del dueño de la empresa, a quien visitaba como potencial cliente. A medida que la maceta se alejaba, se veían aparecer cabezas de los cubículos que estaban a los lados, todos siguieron con atención la maceta hasta su colisión final. Me ahorré de hacer toc-toc en la puerta del jefe.
El lugar más feo del mundo
La vida sin vos.
Una rutina placentera
Comenzar el día trabajando con un mate, vistiendo la mañana de música.
Me aburre
La queja perenne y la mediocridad.
Una extravagancia gastronómica que frecuento
Milanesa de pescado en escabeche; bananas a la plancha con Garam Masala; ternera a la plancha china.
Una canción que aún me conmueve
«The Ship Song», de Nick Cave & The Bad Seeds; «La Coyunda» de Zitarrosa; «The Fosse» de Wim Mertens.
Un restaurante que nunca falla
El monte, la mesa de muchos amigos cocineros. En Montevideo, La Lupita.
Algo que cambiaría si pudiera
La más desacertada de todas las malas decisiones que he tomado.
El valor humano que más admiro
La osadía, el humor y otras variantes de la picardía y de la inteligencia.
Una última palabra
Coincidir.