Me aburre la gente sin sentido del humor | Mauricio Pizard

Maurizio Pizard (1984) es oriundo de Pando -como Armonía Somers o Fucco Musitelli-. Arquitecto, fotógrafo, apasionado de la cocina, las plantas y, últimamente, autor. Emprendedor y co creador de Garage Gourmet. 

Un sabor de la infancia
Las conservas y la pastas caseras. Las seguimos haciendo, pero nunca podemos igualar su sabor.

Una manía confesable
No puedo dejar nada en el plato. Ni ver que otro lo haga.

Un amuleto
Traje algunos escarabajos de lapislázuli de Luxor y cuando surge alguna situación delicada, llevo uno conmigo. Pero el huerto y las plantas son mi gran amuleto. Creo que la magia sube por la tierra.

El último libro que leí
“El infinito en un junco” de Irene Vallejo, pero no me gustó su narrativa. Trata sobre el libro en el mundo antiguo, muy interesante pero un tanto insoportable la narración.

Una película que me marcó
Justo redescubrí “Eterno resplandor de una mente sin recuerdo” (Michel Gondry) gracias a Netflix. Hace años, cuando la vi por primera vez me pareció espectacular. Ahora quizá no tanto, pero la marca ya estaba hecha.

Algo que evito
Ir a lugares donde no me siento cómodo. Ya no hago nada por compromiso. Quizá antes lo hacía y siempre un poco es necesario, pero me aburro muy fácil entre la gente y estoy disfrutando mucho de mis cosas.

Si pudiera volver a empezar sería
Haría todo igual, solo que sin fijarme en qué piensa la gente. Mejor dicho, sin pensar en qué piensa la gente. Agotador.

Un lugar para vivir
Un bosque, más que una playa. Una casa, más que un apartamento. Un huerto y un jardín, más que un césped impoluto.

Un lugar para volver
Irán, Marruecos, siempre.

Una materia pendiente
Una rutina deportiva constante y real, en definitiva, tomada en serio.

Un acontecimiento que cambió mi vida
Los viajes nos cambian, creo.

El escritor definitivo
¿Uno sólo? E.T.A. Hoffman, E.A. Poe, H.P. Lovecraft, H. Quiroga. El miedo es conmovedor y el uso que hacen de la palabra -cualquiera de ellos- también lo es.

Algo que jamás usaría
Barba, me pica horrible.

La última vez que pensé “tierra, trágame”
Cuando meto la pata hablando. Quizá el 90% de las veces.

El lugar más feo del mundo
Las redes de cobranza. ¿Existe un lugar más feo e impersonal que ese?

Una rutina placentera
Levantarme muy temprano (5:30). Se me da natural y disfruto mucho de esa tranquilidad. A las 22 hs ya me duermo parado, es obvio.

Me aburre
El irlandés de Scorsese, es un bodrio. También me aburre el postureo en redes, la pose en la vida, los tilingas, la gente sin sentido del humor.

Una extravagancia gastronómica que frecuento
Creo no tener, es decir, para mi no son extravagancias -eso de comer los huesos con la mano-, quizá para otros que me vean si es extravagante o raro. No me doy cuenta, es que el maniático es el último en reconocer las manías.

Una canción que aún me conmueve
Cualquiera de Sigur Rós, aunque no entiendo nada lo que dicen.

Un restaurante que nunca falla
Me encantan los taiwaneses de Bambú para comer entre semana al mediodía y Pacharán, para la noche.

Algo que cambiaría si pudiera
La queja constante del uruguayo y el desarraigo.

El valor humano que más admiro
La entereza, la dignidad, la sinceridad. No traicionarse a uno mismo.

Una última palabra
“No quiero ir más que hasta el fondo», fueron las palabras que dejó Alejandra Pizarnik escritas en su pizarrón y siempre me resultaron conmovedoras.