Entre el ruido y la vida, me quedo con la vida | Alejandro Palomas

Alejandro Palomas

Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) es un escritor y traductor español. Escribe en lengua castellana y catalana. Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Barcelona y Máster en Poesía por el New College de San Francisco, es traductor literario, profesor en talleres de escritura creativa, colaborador en diferentes medios de comunicación y autor de novelas con la temática común de los problemas de incomunicación y dificultades familiares. El autor obtuvo en 2018 el Premio Nadal (otorgado por Ediciones Destino) por la obra «Un amor»,​ tras haber publicado dos años antes su anterior obra, titulada «Las dos orillas», en la misma editorial.

 

Un sabor de la infancia
Sé que parecerá extraño, pero no logro recordar ninguno. No hay sabores en mi recuerdo, quizá por eso no soy de buen comer.

Una manía confesable
Hablarle a mis plantas (que, por cierto, tienen cada una su nombre y fecha de nacimiento).

Un amuleto
No tengo. De hecho, creo que no he tenido nunca ninguno, salvo mi Tarot.

El último libro que leí
Kramp de María José Ferrada.

Una película que me marcó
La decisión de Sophie.

Algo que evito
Tomar decisiones en un día 16.

Si pudiera volver a empezar sería
Dios, para no tener que dudar.

Un lugar para vivir
Un bosque muy frondoso y enorme, lleno de animales y totalmente inaccesible para el resto de humanos.

Un lugar para volver
Mi madre.

Una materia pendiente
Conseguir que Norma Aleandro protagonice una de mis obras. No pararé hasta que lo consiga.

Un acontecimiento que cambió mi vida
Los abusos sexuales que sufrí siendo niño.

El escritor definitivo
Aquel capaz de emocionar a un niño.

Algo que jamás usaría
La crueldad con el indefenso.

La última vez que pensé “tierra, trágame”
Un día, hace ya muchos años, que me meé en el ascensor de mi casa. Iba con mi madre y nos dio un ataque de risa tal que no pude aguantarme. Ella tampoco.

El lugar más feo del mundo
Una granja de producción ganadera o avícola o un refugio de animales abandonados.

Una rutina placentera
Mi paseo por el bosque con mis perros.

Me aburre
El ruido. Soy fanático del silencio. Me aburre también la incapacidad de reírse de uno mismo.

Una extravagancia gastronómica que frecuento
Puedo llegar a comer quince piezas de fruta al día, a poder ser con yogur.

Una canción que aún me conmueve
“Gracias a la vida” de Violeta Parra.

Un restaurante que nunca falla
Al ser vegetariano, la cosa es un poco complicada. De hecho, me doy por feliz cuando en mis viajes encuentro alguno que no se conforme solo con serlo, sino que además elabore el producto. Lo que sí pido, y en eso no tengo piedad, es que tenga una buena ventilación. No soporto salir de un restaurante con la ropa impregnada de olor a cocina.

Algo que cambiaría si pudiera
La condición humana. De la cabeza a los pies.

El valor humano que más admiro
La empatía.

Una última palabra
Entre el ruido y la vida, me quedo con la vida.