Elogio de la pausa | Alicia Escardó

Si pudiéramos encadenar en eslabones muchas pausas, tendríamos quizá la espera. Pensando en historias de dioses y tragedias, de odios y debilidades mitológicas, se me ocurre que la figura femenina que simboliza esa demora, esa especie de dilación constante, es Penélope. Hay varias maneras de ver su espera. En tiempos de feminismo, muchas criticarán el permanente tejer y destejer, y calificarán como ingenua esa espera larga del hombre amado. Yo prefiero ver a ese personaje como la verdadera dueña de su destino, la que elige sin hacer caso a lo que los demás quieren que haga.