Mercedes Rosende (Montevideo, 1958) es Licenciada en Derecho, Magíster en Políticas de la Integración, ejerce como Escribana Pública y es experta en procesos electorales. Sus libros son Demasiados blues (La Gotera, 2005, Premio Municipal de Narrativa), Historias de mujeres feas (inédito, 2008), La muerte tendrá tus ojos (Premio Nacional de Literatura/ MEC; Sudamericana, 2008) y Mujer equivocada (Sudamericana, 2011; Código Negro, 2014; Valencia, 2016). También las crónicas de Todos somos Haití, publicadas por ALAI Latina. Su cuento “Ceremonia” fue Primer Premio en el Concurso de Cuentos del Festival Buenos Aires Negra. Ha participado en numerosas antologías así como en congresos, festivales y encuentros de novela negra: Azabache en Mar del Plata, Buenos Aires Negra, Córdoba Mata y la Semana Negra de Gijón. Sus novelas El miserere de los cocodrilos y Mujer equivocada fueron publicadas en la colección Cosecha Roja de Estuario editora en 2016 y 2017. El miserere de los cocodrilos fue publicado este año por Unionsverlag de Alemania.
Un sabor de la infancia
Domingo, estadio lleno, clásico, voy de la mano de mi padre, llegamos a un medio tanque, me da una servilleta de papel con el tradicional chorizo al pan. No me acuerdo si tenía chimichurri. Y sobre todo, los ravioles de Memé.
Una manía confesable
No como cebolla, nunca, ni cruda ni cocida. Es más, recuerdo perfectamente el momento a los 9 años cuando la última cebolla chirrió entre mis dientes y me produjo el asco que dura hasta hoy.
Un amuleto
Soy una atea cabulera, Tengo camisas que reservo para días difíciles.
El último libro que leí
Leo de a varios: Acaso no matan a los caballos de McCoy, Las primas de Aurora Venturini y Limónov de Carrere. Todos recomendables, y el de McCoy, genial.
Una película que me marcó
Tengo algo fuerte con las películas bélicas, Apocalypse now, Platoon, El soldado Ryan, Un puente demasiado lejos.
Algo que evito
Evito leerme, verme en televisión, escucharme en radio. No me soporto.
Si pudiera volver a empezar sería
No volvería a empezar, da mucho trabajo. Por eso cambié en mitad de la vida, y me hice escritora.
Un lugar para vivir
Un espíritu gitano habita en esta uruguaya. Elijo la itinerancia.
Un lugar para volver
La Feria de Frankfurt.
Una materia pendiente
Publicar en Francia, tirarme en parapente.
Un acontecimiento que cambió mi vida
Estaba sola en un país extranjero, en una ciudad en la que no conocía a nadie, eran las cinco de la tarde y anochecía. Entonces entré a una web, y conocí a Sergio.
El escritor definitivo
Soy inconstante en mis admiraciones, alguna vez admiré a Vargas Llosa, hoy admiro a Modiano, mañana quién sabe. Pero siempre está Borges.
Algo que jamás usaría
El título de escritora antes de mi nombre.
La última vez que pensé “tierra, trágame”
Le estaba enviando mails a una red de escritores y a un amor, todo a la vez, y salieron cambiados los mensajes.
El lugar más feo del mundo
No sé cuál es el lugar más feo, pero el más triste que yo conozco es Haití.
Una rutina placentera
Despertarme, bajar a la cocina, hacer café, leer las noticias.
Me aburre
La burocracia, y trabajé con ella 31 años.
Una extravagancia gastronómica que frecuento
El buen vino, mejor si es tinto, mejor si es malbec, mejor si es argentino.
Una canción que aún me conmueve
Romaria, por Elis Regina.
Un restaurante que nunca falla
Toledo, Bar de Tapas, en Ciudad Vieja.
Algo que cambiaría si pudiera
Siempre quise cantar bien, tener un oído que no fuera este, tan de madera.
El valor humano que más admiro
Sí, sí, la solidaridad y blablablá, aunque la verdad es que admiro el talento de la gente que vive como quiere.
Una última palabra
Dejatedeprocrastinarmercedes.
Foto: Facebook Mercedes Rosende