La taza de café | Sylvana Cabrera

En esta entrega quiero compartir un relato que me hizo llegar la gente de Café Fundador, clientes y amigos de muchos años, y que me pareció que valía la pena compartir con ustedes. No conocemos su autoría por lo que si alguien sabe a quién corresponde, bien venido sea el dato.

«Unos profesionales todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntaron para visitar a su antiguo profesor. Pronto la charla devino en quejas acerca del interminable estrés que les producía el trabajo y la vida en general.

El profesor les ofreció café, fue a la cocina y regreso con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más ecléctica: Porcelana, plástico, vidrio, cristal, sencillas y baratas, decoradas, otras exquisitas….

Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco de café recién preparado. Cuando lo hicieron, el maestro con calma les dijo: “Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que les di eran distintas… unas bonitas, otras sencillas y baratas. Ustedes escogieron primeros las más bonitas y exquisitas, lo que es natural, ya que cada una prefiere lo mejor para sí mismo».

– «Esa es la causa de sus problemas relativos al estrés. Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café».

– «En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos. Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores. Después se pusieron a mirar las tazas de los demás».

– «Ahora piensen en esto: la vida es el café. Los trabajos, el dinero, la posición social… son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida, y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevamos».

– «A menudo, por concentrarnos sólo en la taza, dejamos de disfrutar el café.. ¡disfruten el café! La gente más feliz no es la que tiene lo mejor, sino la que hace lo mejor con lo que tiene; así pues, que vivan de manera sencilla»

– «¡Que disfruten el café»