Una especialidad portuguesa | Sylvana Cabrera

Al parecer, en una tentativa de supervivencia, los responsables del Monasterio y vecinos pusieron a la venta en forma casi clandestina, unos pasteles dulces que pasaron rápidamente a designarse por «Pastéis de Belém». Fue tal la demanda, que en 1837 en el lugar se hizo oficial la apertura de un local, quedando en custodia del monasterio la receta original. A pesar de los esfuerzos por protegerla de curiosos e imitadores, la receta se popularizó y hay quienes ostentan cocinarlas igual que las originales.