En cuanto a estética nunca digas nunca | Inés Estévez

Inés Estévez (Dolores, 1964), actriz y argentina. Desde muy pequeña, se formó en danza clásica. Parte a Buenos Aires a los dieciocho años, con una breve experiencia teatral, y el objetivo de continuar instruyéndose en la danza contemporánea. Estudia canto lírico, y comienza a trabajar casi inmediatamente en teatro. Paralelamente se abren para ella las puertas del cine, donde da sus primeros pasos con personajes secundarios. En la actuación es autodidacta. Entre 1993 y 1999, mientras se afirma en la cinematografía argentina, surge en el medio televisivo con protagónicos en miniseries de prestigio que le otorgan popularidad, sin desatender el oficio teatral que la formó inicialmente. A fines de 2005, Estévez se retira de la actuación para volcarse a la literatura y a la dirección teatral. En 2011 publica su primera novela La Gracia. Se estrenó como directora teatral al frente de Tape, obra de Stephen Belber, por la que fue nominada al premio ACE. Volvió al cine con El misterio de la felicidad, de Daniel Burman. En 2016 filmó Te esperaré de Alberto Lecchi, y en el 2017, Dolores, de Gonzalo Tobal. A fines del 2015 se estrena como cantante de jazz con el dúo Estévez & Malosetti acompañados por un trío instrumental, y en junio del 2017 se lanza como solista en el teatro Sony. Lidera su propia banda, ESTEVEZ&MAGIC3 con la que visitará Uruguay, en las próximas semanas.

 

Un sabor de la infancia
El arroz con leche, los buñuelos de manzana en los días de lluvia, el pan con mateca y azúcar.

Una manía confesable
Si el mate puede considerarse manía; el mate.

Un amuleto
No uso. Ocasionalmente algo que me adorne. Algún anillo en manos o pies que me acompañan durante un tiempo. Cuando siento que energéticamente cambio de rumbo, ellos son reemplazados.

El último libro que leí
No recuerdo. hace mucho tiempo que no tengo tiempo para leer, actividad que desarrollé sin pausa desde la infancia hasta que fui madre. Me interesa más escribir que leer.

Una película que me marcó
Varias. Memorias de Antonia, Delikatessen, todas las rusas que veía en el Cine Cosmos de Buenos Aires. Y aquellas en las que actué.

Algo que evito
La falta de calidad. En los trabajos, en la gente, en lo que como, en mis acciones.

Si pudiera volver a empezar sería
Todo lo que he sido. Quizá si pudiera tener mas recursos económicos de pequeña desarrollaría aún mas la diversificación artística.

Un lugar para vivir
El campo en Colonia (tuve una casa y llegué a vivir 6 meses al año allá). La playa en Brasil.

Un lugar para volver
Las playas de Rocha. Todo Brasil. Grecia.

Una materia pendiente
La arquitectura. La practico cuando puedo sin haber estudiado, como tantas cosas…

Un acontecimiento que cambió mi vida
Salir de mi pueblo natal.

El escritor definitivo
Wilkie Collins.

Algo que jamás usaría
En cuanto a estética nunca digas nunca.

La última vez que pensé “tierra, trágame”
Cada vez que subo al escenario. Se me va a los 7 minutos aproximadamente.

El lugar más feo del mundo
La cárceles. Y cualquier territorio o espacio donde se ejerza la violencia.

Una rutina placentera
Levantarse y tomar el primer mate.

Me aburre
No se lo que es aburrirse. La vida es para mí un estímulo constante.

Una extravagancia gastronómica que frecuento
Detalles de la macrobiótica, que en su origen es comida milenaria japonesa.

Una canción que aún me conmueve
Uf, miles. Pero sobre todo cualquiera de las que canto con la banda que solía cantar cuando era pequeña con mi papá.

Un restaurante que nunca falla
Oshawa, restaurante macrobiótico. Green Bamboo, comida vietnamita.

Algo que cambiaría si pudiera
La injusticia social en general, pero sobre todo la referida a la infancia.

El valor humano que más admiro
La integridad. El alma evolucionada.

Una última palabra
Compasión. Trae aparejada la aceptación del otro. Practiquémosla.