Un oriental en el desierto (fin) | Joaquín DHoldan

La belleza del desierto desaparece cuando se llena de enfermedad y muerte. Logramos que un lugar único y hermoso, lleno de armonía, áspero sí, pero dulce a la vez, sea el rincón en que acorralamos a un pueblo pacífico, culto y tolerante. Cuando estoy en casa y me ducho pienso en ellos y me muero de la vergüenza. Veo sus ojos en la ciudad llena de horizonte y ruido, donde hablar parece imposible, el viento no se ve.