Aldo Silva es periodista. Nació en el barrio de la Aguada, en Montevideo. Conduce el informativo central de Telemundo. Por las mañanas, conduce Fuentes confiables, el periodístico de primera hora de Radio Universal. Durante más de una década estuvo vinculado a la banda de rock Buitres. Comenzó en radio, en la recordada emisora Del Palacio, también hizo periodismo en Metrópolis FM.
Un sabor de la infancia
El café con leche que Mamá me llevaba a la cama y esa torta que por suerte sigue haciendo. Aquellos bizcochitos que hacían mis abuelos y que mis amigos adoraban. La receta se la llevaron a la tumba, allí murió una tradición familiar.
Una manía confesable
Lo más parecido que tengo a una manía es mi sensibilidad por los olores. No llega a ser un trastorno obsesivo pero los malos olores pueden correrme de un lugar o… que escape de una conversación con una persona un tanto descuidada.
Un amuleto
No tengo. Los evito al igual que las cábalas, lo que no significa que no trate de alimentar siempre la buena suerte y la buena onda. Le temo a las adicciones.
El último libro que leí
Por placer, “S, de silencio”, de Sue Grafton, género policial para vacaciones. Por trabajo, estoy con “América Latina ante los nuevos desafíos de la globalización”, coordinado por Gerardo Caetano.
Una película que me marcó
“La última hora de la humanidad” (título original: que “On the beach”), (1959), de Stanley Kramer, con Gregory Peck y Ava Gardner. Se refiere al fin del mundo por la bomba atómica. Yo nací y me crié en el mundo de la guerra fría, el fin del mundo dependía de un botón a apretar. Esa película arruinó muchas noches de mi infancia. Recuerdo haberla visto por canal 4…y tener múltiples pesadillas. Mamá abrazándome por las noches y diciéndome: “…el hombre no es tan estúpido como para tirar la bomba y acabar con todo, tranquilo, no va a pasar nada”…aquí estoy…tengo 51 años y el botón aún no se apretó…eso no quita que Trump y Kim Yong…
Algo que evito
Hablar de lo que no sé.
Si pudiera volver a empezar sería
Si es por cambiar, optaría por algo más vinculado a la tierra, amo la tierra y plantar, plantar y plantar…o al deporte…una parte de mi cerebro sigue jugando al basquetbol como si tuviera 19 años.
Un lugar para vivir
La Paloma, Rocha. Eso sí, de noviembre a marzo, el resto en Montevideo. Es un proyecto de vida para cuando me retire.
Un lugar para volver
Londres, tengo que volver a Londres, voy a volver a Londres.
Una materia pendiente
No tengo el valor para treparme a un parapente y volar. No entiendo por qué, los años me han traído un pánico inenarrable y cuasi paralizante ante las alturas. No me rindo, materia pendiente volar…con un parapente y una ambulancia cerca por las dudas.
Un acontecimiento que cambió mi vida
Cuando conocí a Martha Kamaid Toth. Todo cambió para mí drásticamente. En unos pocos días toda mi vida estaba patas arriba…han pasado 27 años…no me arrepiento de nada.
El escritor definitivo
No tengo. De todas formas, siempre estoy atento a lo que haga Hugo Burel. Siempre me impactó Gordon Thomas con sus investigaciones. Se murió este año. Mossad y Enola Gay me llevaron a respetarlo brutalmente, es decir: casi que le creo!!!
Algo que jamás usaría
Algo que modifique el color de mi pelo. Lo juro, no tengo canas!!! No tengo canas y quisiera tenerlas!!!
La última vez que pensé tierra trágame
Ayer o antes de ayer, es decir, cuando mi último furcio al aire frente a cámaras. El dequeísmo, las palabras homófonas, el yeísmo!!! Todo conspira para el error frente a cámaras y ese calor abrazador que me hace sudar y me lleva a pensar…no hay forma de volver atrás para resolver esto? No: estabas en vivo.
El lugar más feo del mundo
Cualquier lugar donde haya gente padeciendo pobreza.
Una rutina placentera
Llegar a casa cada noche, que Mulder, el perro de mis hijos, me venga a saludar y me salte encima, y reencontrarme con mi Mujer y mis hijos Julieta y Emil.
Me aburre
La gente que se las sabe todas o siempre tiene una solución y te está diciendo qué hacer.
Una extravagancia gastronómica que frecuento
El kebbe que se hace en mi casa. Mi esposa es de origen libanés y es muy común comerlo en mi casa, así como el tabule y el tahine. En otras palabras: carne cruda y humus. Hoy por hoy ya no es tan exótico, lentamente se va popularizando…. pero nadie lo hace como mi mujer.
Una canción que aún me conmueve
Hoy elijo, “El extraño de pelo largo” de la Joven Guardia con el gigantesco Roque Narvaja al frente. Siempre recordaré cuando vi la película “el Profesor Hippie” con Sandrini por la tele. Yo era un niñito y aún recuerdo a la Banda, el pelo largo y cómo lloré al final!!!
Un restaurante que nunca falla
Tandory, su dueño Gabriel Coquel, me dijo: te voy a servir y quiero que te rías al comer…el sabor del plato era tan magnífico que…me empecé a reír a carcajadas ante tanta belleza gastronómica.
Algo que cambiaría si pudiera
Archivaría para siempre las medias amarillas en la indumentaria de Peñarol y volvería a las medias negras. Aguada sólo jugaría de rojo y verde a franjas horizontales, y en el cine nada de pop ni gente haciendo ruido al comer.
El valor humano que más admiro
El sentido del humor, ese que no se puede disfrazar, cualquiera se hace el bueno y noble… pero hacerme reír????? No cualquiera lo logra. Amo reírme, adoro llorar de risa.
Una última palabra
Traición, allí no hay marcha atrás.
Foto: Emisora del Sol