La madre del maíz | Rafael Varela

(Huicholes – México) El pueblo huichol estaba cansado por la monotonía de su comida, de comer siempre lo mismo. Querían algo que se pudiera comer todos los días pero de muy distintas maneras. Un muchacho del pueblo, al que le habían llegado noticias de una planta con cuyos frutos se podían preparar muchas y variadas comidas, decidió ir a buscarla. Era el maíz.

Aunque el maíz se hallaba muy lejos, al otro lado de la montaña, el muchacho no se desanimó y echó a andar. Al poco rato se encontró una fila de hormigas y como sabía que ellas eran guardianas del maíz, decidió seguirlas.

Caminó y caminó detrás de ellas hasta que, rendido por el cansancio, se durmió. Entonces las hormigas se aprovecharon y se comieron toda su ropa.

Al despertar y verse desnudo y hambriento, el muchacho empezó a lamentarse, hasta que un pájaro se posó en una rama cercana. Tomó su arco y apuntó su flecha, pero el pájaro le habló y le dijo que no lo matara porque era la Madre del Maíz. Agregó que llevaría al muchacho hasta donde había maíz en abundancia.

Fueron hasta la Casa del Maíz, y el muchacho conoció a las hijas de la Madre del Maíz, con una de las cuales, Mazorca Morada, se casó y regresó a su pueblo. Como no tenían casa, el muchacho y su dulce esposa durmieron en el lugar dedicado a los dioses.

Como un milagro, el lugar donde durmieron los recién casados amaneció todo lleno de mazorcas de maíz, que la mujer repartía generosamente a quien le pedía, mientras enseñaba cómo preparar comida con el maíz, cómo sembrarlo y cómo cultivarlo y cosecharlo.

Al enterarse de las delicias de la nueva comida muchos animales intentaron robarla. La mujer enseñó a la gente que debía prender fogatas cerca de las milpas para asustar a los animales que andaban en busca del maíz tierno.

Cuentan que a tanto llegó la generosidad de la mujer que, después de enseñar todo lo que sabía acerca del maíz, se molió a sí misma para que su cuerpo sirviera también de alimento.

 

Rafael Varela Es Profesor de Literatura egresado del IPA, y cursó el Doctorado en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Minnesota, EE.UU. Ha publicado los libros: Mitos y leyendas de las Américas, Vols. I y II, La vida cayendo en fichas, Anécdotas y realidad del taxi y en literatura infantil Nicasio sueña un futuro de lombrices, Fantasmas en el Castillo Piria (Editorial Planeta) y Cuando Nicasio duerme, nadie duerme (Primer Premio Concurso EBO, Cooperativa Bancaria y Biblioteca Nacional, 2011). Como periodista cultural, ha publicado en varios periódicos y revistas de América Latina y EE.UU. y ha hecho periodismo radial en EE.UU. y Uruguay.