Queremos mucho a Nancy | Jaime Clara

Uno puede transitar por Montevideo y creer que se respira poesía a cada esquina. Puede hacerlo y puede estar convencido que es así. La ciudad tiene rincones entrañables, esquinas, algunos paisajes únicos. Pero muchas veces, más de lo que uno quisiera, la ciudad es hostil, fea, gris, rota, dejada. Como resulta más saludable mirar el medio vaso lleno, cuando llega el fin del año, cuando nos acercamos a diciembre, es inevitable pensar en un lugar que se llena de jazmines y música. El comienzo de diciembre marca uno de los recuerdos más entrañables con que vinculo a esta ciudad, y es la «Feria de Nancy». De esta manera se conocía la Feria Nacional de Libros, Grabados y Artesanías, que en los últimos años se desarrolló en el Parque Rodó, antes en Bulevar Artigas y Rivera y en la explanada de la Intendencia a fines de los 60. No era solo de Nancy Bacelo, sino que era de todos. Nancy fue la mentora, creadora y la anfitriona, que la preparaba y la pensaba con un amor único. Era una casa de puertas abiertas, estuviera donde estuviera. Era un lugar para la reunión, el encuentro, el humor, la poesía, los libros, los discos, los artistas, los besos robados, el disfrute del calorcito del verano recién estrenado.

Sin Nancy nada es igual. Ni la feria, ni el Teatro del Notariado que dirigió durante años, ni Montevideo. Por eso, su recuerdo permanente es necesario. Hace algunos días me topé, casi que por casualidad, con un libro maravilloso que no dudé en comprar, en tenerlo conmigo, de forma casi egoísta, para acercarme, una vez más a ella. Pero el egoísmo no iba con Nancy, por lo que en este breve espacio quiero compartir algo del deleite de su poesía.

Se trata de un libro de la fundación que lleva su nombre. El velo magistral que esconde todo, publicado en 2011, reúne gran parte de la obra poética de Nancy Bacelo, en una cuidada edición de Silvia Guerra. En su breve texto introductorio, Guerra recuerda que «en una entrevista Nancy Bacelo hablaba de su preocupación por dos características que denunciaba con nitidez en el Uruguay, la desmemoria y la impiedad». Uruguay no se ha curado de esos males denunciados por Bacelo hace tantos años. La desmemoria, la impiedad -y agregaría la vulgaridad- han entrado en estado de metástasis en esta autocomplaciente tacita de plata.

Pero vayamos a la poesía. Dejemos que el perfume a jazmines con el que Nancy inauguraba cada feria, junto a la música que llegaba de la mano de Renée Pietrafesa o Cristina García Banegas. El libro en cuestión es un admirable recorrido por una voz potente, a la vez sigilosa, suave, sin estridencias. Un tono, un ritmo, cargado de silencios, como los de las siestas en la localidad de José Batlle y Ordoñez, en el departamento de Lavalleja, o de la muy cercana Nico Pérez, en Florida. Están ahí, una al lado de la otra. Como ella misma lo escribió

Nací en José Batlle y Ordóñez
Lavalleja, por más datos,
que también es Nico Pérez,
Florida, de rato en rato.

Las coplas de Nico Pérez es un libro de 1978, que inauguró la serie de la luna llena para las ediciones de Siete poetas hispanoamericanos.

Amor mío
es de noche
y te escribo en el aire
porque el aire
es lo único
que ata mis palabras.

En esta obra reunida, de casi 800 páginas, uno se encuentra con ciudades, pueblos y caseríos del alma. Hay semblanzas, recuerdos, pequeños ensayos sobre Nancy, además de una detallada cronología de una vida tan intensa como generosa. Uno se encuentra con una voz auténtica y origina, en estado puro, que nos permite compartir sentimientos. A veces filosofar profundo, o a veces quedarnos con una miguita de pan que parece insignificante, pero donde se abre el mundo.

supe por qué para volar
era preciso
tener las alas sanas
y poder sostenerse en el vacío
sin caer en la tierra
hacia la nada

Llega diciembre, llegan los jazmines, Nancy no está, pero está su poesía, necesaria, imprescindible, para seguir la pelea con este Uruguay desmemoriado e impiadoso.

Preguntar
cómo se puede
cómo se hace
cómo se vive.
Volver
por las aceras
y sentarse
a preguntar
a preguntar.
Pero cuándo hacerlo
si no hay tiempo
si el collar
te lo cuelgan
de mañana
y apenas anochece
te lo quitan
si cuando tocas
una a una
sus perlas de colores
cuando cierras
el redondel de sueños
viene un sueño
y te traga los otros
y te mueres

Fotografías de Fundación Nancy Bacelo.
Ilustración gato: Fidel Sclavo.