Barcelona, ¡jo t’estimo! | Malena Fabregat

Aquellas navidades las pasé sola. El 24 de diciembre de 2000 cené en la Baguetina Catalana, una cadena de bocadillos, en su local de las Ramblas, teniendo por compañía, sentados los dos a la barra, al cowboy de cobre que trabajaba como estatua humana a la altura del mosaico de Miró; allí donde 17 años después, detendría su carrera mortal, Younes Abouyaaqoub. Podría haberme sentido horrible, triste, sola, desconcertada inclusive. Sin embargo no. Había en mi una mezcla de libertad y principio de realidad. Este es el lugar que elegí habitar, ahora esta es mi casa y comencé a llenarla de amor.