Gorgonas de Pando | Mercedes Estramil
Desde el comienzo del día creo estar al borde de algo, le digo como despedida a la mujer, y me sonríe mientras saca de su delantal el celular, lo chequea y lo vuelve a guardar. Te entiendo, me despide. La peluquera entiende. Todas las peluqueras entienden de soledad telefónica y carnes abandonadas.