Cebolla
Con mis manos
Pretendo rasgar,
capa tras capa de tul,
y siento que
al lacerarte
desfloro tu esencia.
Lágrimas, sin razón,
ríos de lágrimas, mares
de lágrimas sin razón,
incontenibles,
por mis mejillas.
Mientras trozo
y destrozo,
hasta que pierdes
rotunda forma,
tu olor impregna
mis manos.
Huella que solo
borrará el paso
de los días.
Y tras disfrutar
tus secretos
encantos,
el aliento de mi boca,
espantará a los
vampiros.
Huevo
Trinidad irreverente,
día a día proclamas, tu unidad
dividida.
Trilogía consumada al consumir.
En agua, apenas un breve baño
y mantienes la ternura del
corazón amarillo.
Chisporroteando en la sartén
te vistes de encaje antiguo,
con delicadeza en el centro.
Al sumergirte en baño
intenso, logras endurecer
hasta tu esencia.
La magia de la indivisión estalla,
se disuelve, en la boca jugando
el instinto primario.
La transparencia de tu clara, protegida
por suave corteza,
frágil y dura, se adhiere
a su núcleo.
Si lastimas a uno, irremediablemente
hieres a los tres en herida profunda.
Trinidad,
trilogía,
te sientas en mi mesa
como excelencia de
convite profano.
Y me entregas, sumisamente
el placer de sumergir
en tu origen delicado,
un trozo de pan;
exquisito placer que lleva
a la excomulgación.
Tomate
Por tu piel suave,
te deslizas de mis manos,
manzana disfrazada
con capota colorada.
Te escapas, te escondes,
tentación que explota
en mi boca
con la mordida audaz.
Y el jugo huyendo
por los labios.
Escurriendo de la sed
devoradora
del sabor espeso, intenso,
entre dulce y amargo.
Escondes tu corazón
tras membranas redondeadas,
aorta viviente
lates y te expandes en tu sangre.
Cambias tu forma,
te agrandas, casi como un plato,
te achicas, como una moneda
te estiras, como si quisieras
alcanzar el techo,
(tomate simulado).
Naranjas
Como gotas de oro
suspendidas en las ramas,
temblando entre las hojas
en un juego verde y amarillo
proclaman al aire su
desparpajo,
y sorprenden a la hora
de la siesta;
como ancas doradas,
provocadoras y redondas,
insinúan aventuras
de sabor,
tiernas y maduras,
al partirlas
derraman su jugo
que en hilos untosos
van de mis manos a
tu boca;
exprimida hasta
su última gota
entre hollejos y semillas
descubre su piel
blanca y suave,
por dentro,
naranja y dura,
por fuera.
Frutillas
Erizas mi piel cuando
estallas en mi boca,
ácida y dulce, te rechazo
y te deseo,
tentación hecha reclamo;
evocas pasión
rojo vida
en una noche de verano
rojo fuego
para una tarde inquieta;
te guardas como una
granada colorada y
madura, mientras
escondes en tu piel
las cuentas del rosario
que trae tu nombre.
Uvas
Orgías y desenfreno
faunos y ménades
Baco o Dionisio,
en brindis
con el hebreo.
Jesús bebió tu jugo
en ceremonia que
lleva siglos en la
memoria y gestos
cristianos.
A la sombra de tus
hojas, repetimos el
ritual, abuelos
y nietos, mate amargo y
uvas frescas.
Como, antiguos romanos,
convocaban a su dios
en divanes y bacanales
disfrutando tus racimos
en manos de ninfas
terrenales.
Léonie Sofía Garicoïts (Montevideo, 1962) Como Dra. en Derecho y Ciencias Sociales ha publicado ensayos judiciales. Ha publicado varios poemarios siendo el último Amarga Misericordia, y dos libros de micro textos Vírgenes y Lobizonas , y la nombraron mujer. Se han publicado poemas, microtextos, y cuentos en distintas antologías. Envió especialmente estos textos a pedido de Delicatessen.uy