Una antropología veranierga | Jaime Clara

Es muy fácil pensar, opinar, reflexionar, describir, incluso visitar un lugar con la mirada del presente. Es indiscutible que lo que es, está, es esto. Sin embargo, las personas, los lugares, incluso las emociones y los sentimientos de hoy, tienen su historia, su pasado, que forman parte de un puzzle más o menos complicado que permite llegar a hoy. Esta nota trata sobre una historia que cuenta varias historias. Una mirada que es la suma de muchas miradas. Una reflexión académica, entretenida, documentada y seria, sobre uno de los puntos geográficos más controversiales que tiene el pequeño territorio uruguayo. Punta del Este, dio, da y seguirá dando que hablar.

Se acaba de editar un libro imprescindible, para conocer al balneario que se transformó en la gran tarjeta de presentación del Uruguay turístico y natural de manos del marketing oficial y privado. Por sobre todas las cosas, el libro Punta del Este, El edén oriental 1907-1997, de Ivette Trochón, permite entender al singular punto del departamento de Maldonado.

«Punta del este a inicios del siglo XX era un territorio prácticamente vacío, donde resultaba posible desplegar proyectos originales, sin casa para demoler o murallas que abatir. Materia maleable en la que plasmar las ideas-incorporadas en las aspiraciones de las clases altas- que la convirtieran en la tan ansiada y modélica ‘estación balnearia’, su apacible refugio veraniego» comenta Trochón en el prólogo de su ambicioso trabajo de más de una década de investigación. Agrega que «la vida sencilla y primitiva de los primeros tiempos era paulatinamente rechazada, en procura de un mayor refinamiento y del trasplante de pautas de comportamiento urbano más sofisticadas. Aunque no todos lo expresaran exactamente en esos términos, Punta del Este fue perfilándose así como espacio vinculado con el hedonismo, el placer, donde las distintas generaciones que la visitaban buscaron no solo el disfrute de sus tesoros naturales, sin o la alegría de las diversiones mundanas.»

No se lo puede entender sin la mención de los argentinos. Cuántas veces hemos escuchado decir, tanto en forma elogiosa como peyorativa, que se trata de un enclave argentino en territorio uruguayo. Para Trochón era relevante determinar si a los visitantes del otro lado del Río de la Plata se les puede considerar turistas. Quizás en una primera época sí, sobre todo cuando se hospedaban en hoteles, hasta los sesenta. «Cuando los argentinos, cada vez en mayor proporción, comenzaron a comprar casas y apartamentos en Punta del Este, afincándose allí todos los veranos, la esencia del vínculo que establecieron con su entorno, se alteró. Pasaron a ser propietarios-residentes, y aunque estacionales, residentes al fin.»

No todo eso fue bucólico. El balneario también ha sido marcado por los conflictos o los enfrentamientos. Está, por ejemplo, alguna marcha sindical que fue muy comentada, casi un asunto de Estado, hace algunos años, sino que desde sus orígenes, se pueden mencionar algunos enfrentamientos políticos. Durante su gobierno Batlle y Ordóñez mandó a demoler todas las casas construidas en forma desordenada e ilegal. Algunos gobiernos y dirigentes han pretendido, sin éxito, tratar de nacionalizar a la «perla de la corona» en materia de recaudación de dinero, para que los beneficios sean para las arcas nacionales y no para las de Maldonado.

Esa presencia argentina, sobre todo de visitantes de poder, no sólo adquisitivo, hizo que se transformara en un lugar de «cocina política». La menemista década de los noventa, fue en ese sentido, paradigmática. Pero no solo argentinos. Políticos, dirigentes y contratistas de fútbol, empresarios de las más variadas alturas, han hecho de Punta del Este, el lugar distendido para cerrar sus negocios o para realizar encuentros míticos, como el de Eduardo Víctor Haedo con el Che Guevara, en el marco de una comentada conferencia internacional.

El esplendor cultural, sin embargo ha sido oscilante. Hubo momentos cumbres como por ejemplo, el de febrero de 1951 cuando se desarrolló el Primer Festival Cinematográfico Internacional de Punta del Este, a impulso, entre otros, de una figura fundamental en la historia puntaesteña, que fue el empresario argentino Mauricio Litman (1915-1988). El festival pretendió ser una suerte de San Sebastián latinoamericano, que quedó en pretención. Llegaron visitantes ilustres como Mario Moreno Cantinflas, John Derek, Pedro Almendáriz, Dino de Laurentis , Ricardo Montalbán y Joan Fontaine, entre otros. Los años sesenta y setenta, tuvieron visitantes y vecinos famosos como Astor Piazzolla, Les Luthiers, Rafael Alberti, Pablo Neruda, gran parte del café concert porteño, Vinicius de Moraes, Toquinho, María Creuza que animaron más de un verano. Sin embargo, el teatro no ha logrado instalarse en el balneario pese a los esfuerzos permanentes.

El libro de Ivette Trochón es inabarcable en una sola nota, porque es una historia cargada de acontecimientos que van desde la explosión y especulación inmobiliaria, hasta la leyenda negra y los prejuicios de la izquierda hacia el «balneario de ricos», pasando por la meca de la prostitución vernácula con la casa de Naná y las muestras de ostentación y lujo que aparecen cada tanto, dependiendo de los momentos económicos de la región.

Punta del Este no es solo un balneario, sino que es también el conjunto de vínculos que allí se generan entre miles y miles de visitantes y residentes, cada año, en más de cien de historia. Un lugar que, con algunos problemas de identidad, ha oscilado entre ser una suerte de Manhattan mezcla con Saint Tropez o Marbella, con la mirada muy cercana de algunos cantegriles que no son ajenos a la realidad, sino que son parte de ella y que tampoco se olvidan en este trabajo

El libro que acaba de editar Fin de siglo es un libro serio, fruto de una larga investigación muy rigurosa, como nos tiene acostumbrados Ivette Trochón, que no aprovecha , de forma oportunista, de qué lado sale el sol para escribir sobre el balneario. Este libro ya es un mojón fundamental que deberá ser citado en el futuro cuando se hable de Punta del Este, que forma parte de Uruguay, aunque a veces se pretenda decir lo contrario.

 

Punta del Este El edén oriental 1907-1997. Ivette Trochón Ghislieri – Editorial Fin de Siglo, Intendencia de Maldonado. Montevideo, 2017. 502 págs.

 

Yvette Trochon Ghislieri (Montevideo, 1943). Profesora, egresada en Historia del Instituto de Profesores Artigas (1972), egresada del curso de formación de investigadores en Historia del Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH) (1980). Exprofesora de Enseñanza Secundaria y del Instituto de Profesores Artigas de Historia Nacional IV. Docente del Instituto Universitario CLAEH (Centro Latinoamericano de Economía Humana) de Teoría y Metodología de la Historia (1997-2013). Algunas obras publicadas: Baldomir y la restauración democrática.1938-1946, Ed. Banda Oriental, 1987 (en colaboración con Ana Frega y Mónica Maronna); Crisis política y recuperación económica. 1930-1958, EBO, Temas del Siglo XX, T. VII, 1987 (en colaboración con Benjamín Nahum, Angel Cocchi, Ana Frega); El fin del Uruguay Liberal. 1958-1973, EBO, Temas del Siglo XX, T. VIII, Montevideo, 1990 (en colaboración con Benjamín Nahum, Ana Frega y Mónica Maronna); Bases documentales para la historia del Uruguay contemporáneo. 1903-1933, EBO, 1998 (en colaboración con Beatriz Vidal); Las mercenarias del amor. Prostitución y modernidad en el Uruguay (1880-1932), Ed. Taurus, 2003; Las rutas de Eros. La trata de blancas en el Atlántico sur (Argentina, Brasil, Uruguay) (1880-1932), Ed. Taurus, 2006; Cosecha de Sangre. Crímenes que conmovieron al Uruguay del Siglo XX, Ed. Fin de Siglo, 2008; Escenas de la vida cotidiana. Sombras sobre el país modelo. (1950-1973), Ed. Banda Oriental, 2011.