Jorge Esmoris (Montevideo, 1956) es actor. Comenzó su actividad en el movimiento del teatro independiente. En la década del 80 fundó la Antimurga BCG, de la que fue durante dos décadas director y libretista. En 1998 protagonizó la película El chevrolé, dirigida por Leonardo Ricagni. En 2004 presentó El Partido por la mitad, lo que fue el germen de uno de sus mayores éxitos teatrales, Esmoris Presidente. En 2010 protagonizó la serie Porque te quiero así. En 2011, personificó al Jefe de los orientales, José Artigas en la película Artigas – La Redota, dirigida por César Charlone y producida por Televisión Española. Protagonizó la serie televisiva El vigilante, emitida por Saeta TV, basada la novela de Henry Trujillo. Al año siguiente fue el protagonista de Rincón de Darwin. Acaba de estrenar su nuevo espectáculo, que se presentará durante todo el mes de mayo, Sobrewater en el Teatro Comedia, en Canelones y Joaquín Requena.
Un sabor de la infancia
El puchero. Todos los lunes era día de pucheros. Yo iba a la escuela en la mañana y de regreso a mi casa, ya en la puerta el aroma, aunque por aquel entonces para mi era olor, inundaba toda la casa. Lo detestaba. Hoy daría lo que no tengo por un puchero de aquellos.
Una manía confesable
La puntualidad. Temo confesarla por temor a que me retiren la nacionalidad de uruguayo.
Un amuleto
No uso. Si hay algo que detesto es la buena suerte.
El último libro que leí
«Pista Negra», una novela negra de Antonio Manzini, escritor italiano. El personaje central es Rocco Schiavonne, sub jefe de la policía de Roma. Es una especie de cínico, pero de verdadero cínico. Sarcástico y por momentos con un humor muy irónico.
Una película que me marcó
Difícil marcar solo una, porque he visto mucho cine y variado. Pero no le temo al acertijo, diré: «El séptimo sello» de Ingmar Bergman. La escena entre el Caballero y La Muerte desarrollando una partida de ajedrez, la tengo entre las mejores escenas de la cinematografía universal. La muerte juega con las negras, sencillamente brillante.
Algo que evito
Los grandes acontecimientos sociales y las multitudes. Me abruman.
Si pudiera volver a empezar sería
Sin lugar a dudas lo mismo que hoy creo ser, un actor y nada más.
Un lugar para vivir
Uruguay, aunque no sea 100% Natural, de la tacita de plata solo quede el asa y este habitado por uruguayos, repito Uruguay nomás.
Un lugar para volver
Sinceramente no he viajado mucho y confieso que me cuesta pensarme y verme en otro lugar. Adónde más he ido es a Barcelona, siempre por trabajo y es adónde voy a ir en el mes de noviembre y también por trabajo. Parece que el catalán me sienta bien.
Una materia pendiente
La gastronomía. Me encanta y me irrita saber tan poco. Cuando veo a un chef, lo envidio y también lo celebro. Son artistas.
Un acontecimiento que cambió mi vida
Tres. El fallecimiento de mi madre cuando yo tenía 12 años. La aparición de Rosita Baffico, mi maestra y madre de las tablas cuando yo tenía 20 años. Mi hijo Juan Antonio cuando yo tenía 40 años. Perdón por excederme.
El escritor definitivo
No hay un definitivo. Hubo dos que calaron hondo. Hemann Hesse (El lobo estepario) y León Felipe, poeta, pobre, viejo y feo.
Algo que jamás usaría
Sunga. Prefiero dar risa de traje.
La última vez que pensé “tierra, trágame”
No hay una última vez. Lo pienso cada vez que me enfrento a cualquier tipo de sistema tecnológico integrado desde un celular hasta un microondas.
El lugar más feo del mundo
Hagan girar el globo terráqueo y apoyen un dedo, el medio, y ahí está. Curiosamente está técnica también sirve para el lugar más lindo del mundo. Porque todo es según el color del cristal con que se mira o del dedo con el que se apoya.
Una rutina placentera
Llegar al Teatro dos horas antes de cada función. Encontrar la sala en silencio. Sentarme en la platea. Contemplar el escenario y esperar el Milagro.
Me aburre
La queja institucionalizada. El reclamo constante. El cambio que no cambia. El lloriqueo frívolo, etc.
Una extravagancia gastronómica que frecuento
La meresunda. Una extravagancia de mi autoría que consiste en mezclar todo tipo de cosas que anden en la vuelta, es decir un reciclaje culinario.
Una canción que aún me conmueve
Que manía la de ustedes con el singular. Hasta una encuesta da opciones. Pero está bien para que no me tilden de renegado ahí va: Escalera al Cielo, Led Zepelling.
Un restaurante que nunca falla
Mi casa. Atendido por su propio dueño. Abierto todos los días.
Algo que cambiaría si pudiera
La distancia entre el inodoro y el bidet. Nunca entendí porque están tan cerca el uno del otro. A quién no le ha pasado en el pasaje de uno al otro darse contra el uno o el otro.
El valor humano que más admiro
La mansedumbre.
Una última palabra
Fin.