Ana Ribeiro Doctora en Historia, Universidad de Salamanca (España). Magíster en Historia, Universidad de Salamanca (España). Licenciada en Ciencias Históricas, Universidad de la República, Directora del Instituto de Historia. Lleva publicados varios libros sobre historia nacional y regional: Montevideo, la malbienquerida (1996) Los tiempos de Artigas (1999), en seis tomos, edición del diario El País; 200 cartas y papeles de los tiempos de Artigas (2000), El Caudillo y el Dictador (2003), Historias sin importancia (2007), Los tiempos de Artigas I y II (2009) Aire libre y carne gorda (2011), Los muy fieles Tomo 1 (2013). En 2008 publicó su primera novela, Todo se pasa.Ha sido reconocida en varias ocasiones: recibió en dos oportunidades el premio Bartolomé Hidalgo, de la Cámara Uruguaya del Libro, el premio del Ministerio de Educación y Cultura al ensayo histórico para El Caudillo y el Dictador, el premio Morosoli de plata (2005) -por su trayectoria- en “Investigación histórica” y el premio Ariel de plata (2008). En tres ocasiones recibió el Primer Premio de la Academia Nacional de Letras por sus trabajos: Historia e historiadores nacionales (1991); Historiografía nacional (1994) y Montevideo, la malbienquerida, (1996).
Un sabor de la infancia
Las torrejas con azúcar y canela que hacía mi madre.
Una manía confesable
Soy extremadamente previsora, así que no tolero cosas en falso equilibrio y antes de dormir reviso puertas, llaves de gas, etc.
Un amuleto
No tengo. Lo más cercano a eso fue que -siendo agnóstica- cuando mi madre aún vivía y me tocaba enfrentar algún desafío difícil, le pedía a ella que rezara por mí.
El último libro que leí
“Historia global” de Sebastián Conrad
Una película que me marcó
“Aparajito”, elfilm indio que muestra la lucha de Apu por estudiar y su alegría de aprender, fue deslumbrante para mí. “Cinema Paradiso” me conmueve siempre.
Algo que evito
Las arañas, tengo una aracnofobia terrible.
Si pudiera volver a empezar sería
Yo misma. Me gusta mi vida.
Un lugar para vivir
Donde vivo, aunque rezongo mucho por esto y aquello, amo Montevideo. Pero también podría vivir en Sevilla, de mil amores.
Un lugar para volver
Nueva Helvecia, Sevilla, Lisboa
Una materia pendiente
Hacer un viaje con todos mis hijos a un lugar que ellos aún no conozcan, asombrarlos, divertirnos juntos.
Un acontecimiento que cambió mi vida
No cambió mi vida, pero sentí un dolor que no se borra y eso fue un enorme cambio interior: la muerte de mi madre. Como cambio positivo, el Doctorado en Salamanca. Ese sí, cambió mucho mi vida.
El escritor definitivo
No lo tengo ni quiero tenerlo. Quiero siempre poder descubrir libros y autores que me den vuelta la cabeza
Algo que jamás usaría
Ropa estampada
La última vez que pensé “tierra, trágame”
No me pasa. Asumo con naturalidad si me equivoco en algo, pido disculpas y listo.
El lugar más feo del mundo
Los lugares son mejores cuando uno tiene amigos y es bien recibido en hogares, independientemente de que sean modestos o lujosos. Eso lo que me pasa cuando viajo, así que no conozco lugares feos. Pero se cómo han destruido ciudades que ya no albergan ni familias ni hogares, sino ruinas. Nada debe ser más espantoso que eso.
Una rutina placentera
Pasear a Frida por el barrio y la rambla.
Me aburre
Las conversaciones de gente vanidosa e infatuada
Una extravagancia gastronómica que frecuento
Tomo té con la comida, sea ésta lo que sea. ¡Incluso la pizza la acompaño con té!
Una canción que aún me conmueve
Lluvas de verao, por Caetano Veloso
Un restaurante que nunca falla
Prefiero cafetería: la Yenny de Pocitos, con los mejores libros y discos y el servicio de cafetería del Oro del Rhin. ¡El pan de nuez con queso…!
Algo que cambiaría si pudiera
La miseria material y la moral. La primera porque es un estado sin esperanza que tortura a quien lo padece; la segunda porque niega la condición humana de víctimas y victimarios.
El valor humano que más admiro
El coraje existencial
Una última palabra
Gracias, Jaime
Foto cedida por Ana Ribeiro