Lecturas de verano | Sylvana Cabrera

Para los que realmente disfrutan de la lectura no hay una temporada que sea mejor que otra, pero lo cierto es que en verano, los días son más largos y tal vez se pueda encontrar más tiempo para este verdadero disfrute.

Estas navidades llegó a mis manos un librito de nada más ni nada menos que 757 páginas titulado el “Arte de Comer”. Esta extensa obra es el compendio de cinco libros de la autora estadounidense Mary Frances Kennedy, más conocida por su seudónimo M.F.K Fisher. Contado con ingenio y humor, el “Arte de Comer” recopila historias, reflexiones, personajes, ingredientes, recetas y anécdotas, sobre las principales aristas del mundillo gastronómico.

El sabroso prólogo de la versión hispana pertenece al histriónico chef y conductor David de Jorge (“Robin Food”), con el que me deleito los sábados a la mañana a través del canal vasco. Sin dudas hombre con un humor y desparpajo, que se acerca al desenfado de esta mujer que no solo desafió a los periodistas de su época, sino a la sociedad en su conjunto.

M.F.K Fisher nacida el 3 de julio de 1908 Michigan Estados Unidos, cursó tres años en la universidad de Dijon (Francia) y fue una reconocida gastrónoma y autora de ensayos, cuentos, artículos, recetarios y guías de viaje. Fisher consideró la comida como una metáfora cultural y fue pionera del ensayo gastronómico como género literario. Tradujo al inglés la Fisiología del gusto de Brillant Savarin y llegó a escribir para los estudios de cine Paramount.

En medio de la Segunda Guerra Mundial, publicó “Cómo cocinar un lobo”, quizá uno de los libros más útiles en ese momento para las amas de casa (por la escasez de alimentos que se padecía), pues estaba lleno de consejos para una dieta equilibrada, hacer rendir los ingredientes en tiempos de crisis, preparar los alimentos aunque hubiese apagones, cuidar animales domésticos, mejorar el sueño y combatir la tristeza con platos sencillos. Luego vendrían otros libros como “Mi yo gastronómico” y “Un alfabeto para gourmets”.

Les confieso que aún no he llegado ni a la mitad de este voluminoso libro por lo que sería un atrevimiento opinar sobre el mismo en su conjunto pero en el prólogo hay una receta de David de Jorge que bien vale la pena compartir en esta entrega. Respecto al libro ya les contaré.

“…la tortilla de arroz, que mi madre hacía rápido, más o menos con la premura con que la mano obedecía a su sesera o su mente al ojo. Arrimas una sartén al fuego y derrites un pellizco de mantequilla. Mientras, bates con disimulo cuatro huevos como si cometieras un delito, aunque luego jures por sus muertos que para aquella tortilla empleaste solo dos. Espolvoreas un átomo de sal, dos buenos puños de arroz blanco hervido y los cuajas a fuego manso, intentando que adopte la forma que guarda tu memoria, panzuda, esponjosa y de corazón tierno, que es la única forma de devolver la dignidad a unos huevos hechos trizas. …”

Sin Pretensiones
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Montevideo