Rincones icónicos de Montevideo | Sylvana Cabrera
Cuando era una niña mi abuelo me decía “ya te va a gustar el tango” y yo pensaba para mis adentros, eso nunca va suceder. Pasaron los años y lo cierto es que ahora me gusta el tango en todas las expresiones, desde las versiones más arrabaleras, pasando por la era Piazzola (tan resistida en su momento), hasta las versiones electrónicas. Algo parecido me paso con el Palacio Salvo, al principio resistido y hoy lo miro con un cariño especial.