En uno de los prólogos de las innumerables ediciones de Humor en la escuela, el maestro José Ma. Firpo (Paysandú, 1938-Montevideo, 1979) recordó que la idea de recopilar las insólitas reflexiones, salidas o respuestas de los escolares, surgió por 1945, cuando Adolfo, «un chico a quien todos decían ‘el jefe’ quien, necesitado de cortar un trozo de varilla de unos 8 o 10 cm. en dos partes, trajo de su casa una sierra de más de un metro de largo, que debía ser manejada entre dos; o por un colega que, leyendo la nómina que circuló por las aulas un día, en la que figuraban los muchachos que no habían tenido inasistencias en el mes anterior, anotó debajo: ‘Debían ponerlos a todos en penitencia’; o por Sergio C., quien increíblemente hacia buena caligrafía en sus trabajos, no cuando escribía sobre su mesa, sino cuando los apoyaba en la pared, y él escribía parado; o por Emilio R., que en las horas de recreo se detenía a mirar una jaula grande, vacía, que ignoro por qué, estaba hacía tiempo en el patio; hasta que cierto día me dijo: ‘¡Cómo me gustaría estar ahí adentro, maestro!'».
Firpo, con paciencia y mucho humor, recopiló máximas tiernas, increíbles y divertidas que escuchó, vio o leyó en sus años de maestro de escuela. Se definió como «un maestro que ama muchas cosas: la escuela; los niños; el pueblo en que nació y vivió, Piñera; un buen mate; sus amigos. Un maestro que ama su profesión, en la que pudo haber hecho mejor las cosas; que conoció mucha gente y muchos lugares; y que todavía cree que en cualquier instante pasarán corriendo delante de él, vestidos de blanco, con moño azul, y jugando a cualquier juego. Un maestro, en fin, que posee un fichero con los nombres de cerca de 4.000 alumnos que tuvo, y las fotografías de todas las clases con las que trabajo en sus treinta años de actividad escolar.»
Un editor, me contó una vez que en la historia de los libros en Uruguay, los de maestro Firpo son lo más vendidos, aún más que otros best sellers que suponemos que encabezan el podio.
Los libros, editados inclusive en Argentina, son El humor en la escuela, ¡Qué porquería es el glóbulo!, La sólida e inesperada muerte de Solís, Los indios eran muy penetrantes y La mosca es un incesto.
En las librerías
«– Cliente: ¿Tenéis Bridget Jones: Loca por él?
– Librero: Lo hemos agotado, pero se lo puedo pedir. Llegará en las próximas 48 horas y podríamos enviárselo por correo.
– Cliente: No me fío de correos. ¿Me lo podéis mandar por fax?»
La editorial Malpaso publicó un delicioso libro, que recoge el mismo espíritu de la pesquisa del maestro Firpo. Se trata de Cosas raras que se oyen en las librerías. Se trata de montón de anécdotas recogidas de librerías. Muchos clientes que se acercan a una librería no tienen claro qué es lo que van a buscar. A veces piden libros para determinada edad, o lo que suponen que escucharon en un anuncio o los que les contó una amiga bajo el secador de la peluquería. Muchas veces falta la orientación precisa sobre título, autor o editorial y allí pueden aparecer los malentendidos.
La autora de la desopilante recopilación es una inglesa, Jen Campbell, que tras estudiar literatura inglesa en Edimburgo, ahora vive en Londres. Trabajó en Edinburgh Bookshop y ahora en la librería de viejo de la capital británica, Ripping Yarns. De esos lugares, surgieron muchas de estas breves anécdotas.
He olvidado las gafas en casa. ¿Me podría leer el primer capítulo de este libro a ver si me gusta?
En la crónica del diario español ABC, el periodista Andrés Benítez, escribió que «leyendo las divertidas páginas de este librito uno llega a varias conclusiones inquietantes. Primera: que hay un alarmante número de personas que parecen haber olvidado qué es exactamente una librería, para qué sirve, qué se hace (y no se hace) en ella y en qué consiste, en general, el negocio de editar y vender libros. Segunda: que los libros están comenzando a convertirse en objetos absolutamente incomprensibles para muchas personas. Tercera: que en Gran Bretaña hay, al parecer, una elevada proporción de personas fuera de sus cabales.»
En la edición española, que es la que se encuentra en Uruguay, hay un capítulo dedicado a cosas raras escuchadas en librerías españolas. Seguramente muchos libreros uruguayos deben tener mil y una anécdotas como las que están en este divertido libro. Para minimizar el disparatario, muchos de esos libreros montevideanos, suele llamarme para saber qué escritores pasaron por Sábado Sarandí, porque muchos clientes van a buscar el libro sobre el que escucharon hablar, por la mañana, en el programa de radio.
Cosas raras que se oyen en las librerías
Jen Cambell
Editorial Malpaso
Barcelona, 2015
148 págs.
Fotografía www.lechodepulgas.com