Algo más que palabras | Jaime Clara
Hace algunos días vi una foto en Internet, donde un restaurante ofrecía precios bonificados a los comensales que, directamente, dejaran sus celulares en la puerta, en una suerte de «ropería de celulares». No sé si ese lugar existe o era una muy buena ocurrencia. La foto en cuestión me hizo pensar en que la idea no es mala, porque ya no alcanza con una sugerencia de no usar el celular durante el almuerzo o la cena. Estamos ante un fenómeno de omnipresencia tecnológica que hace que se pierdan prácticas esenciales de la relación entre las personas, en este caso, la conversación.