El fotógrafo | Antonio Pippo
Vivía solo en uno de esos caserones angostos pero excesivos en metros de habitaciones altas y en pisos de tablas y humedades. Al medio había un patio de baldosas con un aljibe y plantas, plantas por todas partes: malvones, petunias, tunas, helechos; allí el aire era húmedo y parecía flotar la melancolía por todas partes.