Variaciones sobre «El fascinante olor a libro viejo» | Marcelo Marchese

El estimado Marcelo Marchese, librero, librero de libros viejos, de la librería Babilonia, escribió esta nota a partir de la publicación de Delicatessen.uy del periodista español Alejandro Gamero «El fascinante olor a libro viejo». Aquella nota la puede leer aquí El olfato tiene como característica sobresaliente que no tiene memoria. Uno puede pensar en el aroma de la madreselva, o en el hiriente olor del amoniaco, pero no logra representarlos

Carbonero, historia de un Benteveo | Marcelo Marchese

Mientras preparo el mate en la cocina, escucho a un benteveo y me pregunto si es un benteveo cualquiera o si es Carbonero que me saluda en la mañana. La cosa empezó a fines del verano, cuando al colocar las rejas en la librería sentí que alguien me miraba. Bajo los ojos y lo veo a mis pies, mirándome con un solo ojo como diciéndome: “la macanié, me caí del

Aborígenes del Amazonas

De como gracias a los indígenas de la Amazonia mi madre curó de la poliomielitis | Marcelo Marchese

También le debo la vida a que mi padre y mi madre se encontraran, y es muy curioso, pues la vida de todos nosotros no sería lo que es, o no sería nada, si no se hubieran dado una suma de circunstancias cuya armonía secreta desconocemos.

bruce lee

¿Puede ser Bruce Lee uno de los filósofos cardinales del siglo XX? | Marcelo Marchese

¿Qué somos? ¿Cuál es nuestro real poder? ¿Por qué es un desvío suicida ponerle un nombre a un pensamiento? El hombre que se repuso del dolor y se alzó del dolor para alcanzar una de las mayores cimas logradas por el hombre, se llamaba Bruce Lee y el Destino quiso que naciera en el año y en la hora del Dragón.

diablo

Historia gráfica del diablo (II) | Marcelo Marchese

Entonces el Diablo comporta ahora tres necesidades. Por un lado un factor político de riesgo que viene del Oriente, sean los árabes, sean los indios de la India o sean los chinos. El Diablo se inscribe en esa corriente tenebrosa e imperial creada por Occidente y llamada “orientalismo”.

freddy

El humanista Freddie Mercury | Marcelo Marchese

Un hombre es todo lo que se anime a ser, un hombre es todo lo que se anime a hacer a pesar de la losa ideológica de su tiempo. Los proverbios, esos restos de filosofías antiguas, han sobrevivido por su riqueza, por la variedad de usos e interpretaciones a que se prestan, como el proverbio que dice “zapatero a tus zapatos”.

Huei-neng, un sabio analfabeto

Huei-neng, un sabio analfabeto | Marcelo Marchese

Huei-neng cortaba leña cuando escuchó recitar el Sutra del Diamante y entonces, de súbito, alcanzó la revelación. Supo que el hombre que recitó el Sutra del Diamante habitaba en el monasterio del quinto patriarca y decidió pedir asilo. Allí se le asignó la tarea de moler arroz. Un día, el quinto patriarca, preocupado por encontrar un sucesor, pidió a sus discípulos que escribieran un poema donde mostraran su comprensión del chan.

“Llegará el día que será preciso desenvainar una espada por afirmar que el pasto es verde” (Una apología del placer) | Marcelo Marchese

Pero dejemos al vino reposar, un aspecto fundamental en el arte del vino y vayamos a uno de sus mejores amigos, el pescado y aquí, lector amigo, en verdad le digo, siento compasión por usted y por mí mismo, cada vez que acudimos al mercado para encontrarnos con una pálida sombra proyectada sobre un espejo empañado, de aquel manjar de los dioses que uno degusta, luego de haber pescado y fileteado inmediatamente su presa.

Historia de la pizza en Uruguay | Marcelo Marchese

Uno debe suponer que la pizza entró a los hogares de Montevideo bastante más temprano que a los hogares de tierra adentro, pues un amigo que nació en un campo en Treinta y Tres, recuerda el día en que su abuela a principios de los ochenta consiguió la receta y elaboró un plato que el abuelo se negó en redondo a degustar, pues “eso no es comida”.

Apología de la carne (somos lo que comemos) | Marcelo Marchese

Sin dudas, la vaca y el cochino sufren cuando le aplicamos un marronazo en la frente o le abrimos el cuello con un cuchillo afilado. Lo que los vegetarianos olvidan es que la pobre lechuga y el triste tomate también sufren cuando son brutalmente arrancadas de la tierra o de su planta. Los vegetarianos no lo advierten porque su empatía es de tipo egocéntrica, es decir, sólo se conmueven cuando sufre algo que se les parece, algo con sangre, ojos y movimiento.