Una vida excepcional | Julio César Puppo «El Hachero»

Se cambió la gorra grasienta y las alpargatas destripadas por el capelo clarete que le hacía sombra sobre los ojos y las botitas de charol que iluminaban todavía más, aquellos pies privilegiados. Y lo bailaron las francesitas y lo acercaron a su corazón. Era el tango, era. Reo, compadre, varón y cruel.