Encuentros y desencuentros: navegar es necesario | Jorge Miguel
Mi ejemplar de “El mundo es ancho y ajeno” se había perdido hacía ya algún tiempo, en el azaroso y mágico trajín de préstamos a estudiantes o colegas o quién sabe a quién ni cómo ni dónde. Caminamos sin rumbo fijo, sin otro propósito que el de caminar por allí sin rumbo fijo.