Santa Evita | Omar López Mato
Confirmada la presencia del cadáver de la primera dama, se planteó qué hacer con su cuerpo. La familia Duarte, en el exilio, no podía acogerlo. La Iglesia prohibía, en ese entonces, la cremación. Algunos miembros de la Armada aconsejaron llevarlo a una lejana isla en el Atlántico Sur.