Mike Barrow y su Openvino | Eduardo Lanza
Un emprendimiento con apenas cuatro hectáreas de viñedos, que produce sólo 15.000 botellas por año, precisa una administración acorde y Micaela Vera la ejerce a distancia desde Montevideo.
Un emprendimiento con apenas cuatro hectáreas de viñedos, que produce sólo 15.000 botellas por año, precisa una administración acorde y Micaela Vera la ejerce a distancia desde Montevideo.
Hoy convertida en mesón con comida casera y honesta, fogones y vino, cuenta con 12 habitaciones y en el mismo predio está la Bodega Boutique con sus propios viñedos. Comenzó a operar en 2015 un año excepcional
Un día, a Senderens se le cruzó un desafío leyendo un libro de recetas muy antiguas, en el que encontró una llamada el pato Apicius de la época del Imperio Romano. De gusto fuerte y una condimentación cargada, al pato hervido se le agregaba comino, coriandro, alcaravea, pimienta y una buena dosis de miel
«Tratamos de tener vinos que no se consiguen en las grandes superficies. Vienen muchos jóvenes buscando un Malbec o un Carménère y al charlar con ellos, les ofrecemos en cambio, probar un Cabernet Franc de Bresesti o el Zinfandel de Artesana. El resultado es cantado, siempre quedan gratamente sorprendidos y algunas copas o una botella les vendemos»
A fines del siglo XIX, Francisco Piria llegó a contar con un viñedo de más de un millón de plantas, cerca de su castillo sobre la ruta 37. Sin ser viticultor ni bodeguero, su extraordinaria visión le advertía sobre el potencial vitícola de esta zona. Pero su proyecto no prosperó.
Después de décadas en que el corcho disfrutó de un monopolio absoluto como tapón de las botellas de vinos, hoy este privilegio ya no es tal. Sobre el año 1992 las bodegas australianas creían difícil que existiera corcho suficiente para satisfacer una demanda creciente. En particular debido al gran aumento de producción en China.
“El diseño de la etiqueta cumple un rol y agrega valor – nos comentaba Santiago – pero debe incluir algunos códigos que no son estáticos y evolucionan a través del tiempo. Antes una etiqueta no cambiaba por décadas, hoy se le hace una modificación cada año. Al encarar un nuevo trabajo, el cliente nos da pautas que limitan nuestra creatividad, pero esas pautas a la vez, nos generan el interesante desafío de ordenar y desordenar ideas, de buscar recursos estéticos que permitan definir la identidad de cada vino”.
Pero también cambiaron los vinos, otro de los lados del triángulo del sommelier. Antes el roble no marcaba tanta presencia. En aquellas épocas seguían vigentes los grandes toneles que añejaban los tintos y que casi no se usaban para los blancos. Las barricas nuevas con sus aromas dulzones de vainilla y coco, eran caras y exigían una inversión respetable.