Belén

Belén, la gata gourmet | Alva Sueiras

Mi nombre es Belén. Soy una gata de ojos celestes y tengo un humano a cargo. Se llama Pedro y tiene el pelo blanco –como las nubes cuando pasean por el aire como montículos de algodón–. Es argentino. Siempre me gustaron los soñadores que llegan del otro lado del río, por eso lo adopté. Nunca le dije que es adoptado, cosa de no desequilibrar la paz del hogar ni embarrar los chacras. Vivo en Colonia, dentro de una comarca a pocos minutos del centro, aunque a mi poco me importa.

Un remanso de paz en la campiña uruguaya | Alva Sueiras

De tanto en cuanto, mente y cuerpo nos piden una tregua, un descanso, un alivio a nuestra cotidianidad para recobrar el aliento, recuperar fuerzas y recomponer el complejo puzzle de nuestra existencia en su cruzada con el día a día. Los viajes nos ayudan a desempolvarnos de la herrumbre que nos envuelve cuando la falta de tiempo impera y los deberes no dejan de acumularse. Lastimosamente, no siempre tenemos el tiempo o los recursos para emprender ese viaje anhelado. El arte en estos casos radica en encontrar caminos intermedios, espacios cercanos que nos permitan desconectar y restaurarnos.