Dulces tradiciones | Francesc Fusté-Forné

A lo largo de la historia, son muchos los ejemplos de dulces que, hechos en obradores de monasterios, han agrandado la tradición pastelera de muchos lugares. En Reus, capital del Baix Camp, en la zona suroriental de Catalunya, también hay un ejemplo. Los monasterios y las recetas tradicionales, sobre todo aquellas relacionadas con la pastelería, han ayudado también a configurar una cocina arraigada al territorio. Con una elaboración totalmente artesanal, los dulces provenientes de los monasterios reflejan el saber hacer de muchas generaciones de religiosas y religiosos que desde estos espacios sagrados han hecho llegar muchos y variados productos a la sociedad. Así, el patrimonio gastronómico y las herencias culinarias de los monasterios también se mencionan ampliamente en recetarios tradicionales, algunos de los cuales se remontan a la Edad Media.

En la ciudad de Reus se encuentra un ejemplo de producto elaborado en un monasterio. Detrás del Santuario de la Virgen de Misericordia, patrona de la ciudad, está el Monasterio de Santa Clara, donde se realizan los llamados dulces de las Clarisas, unas galletas elaboradas artesanalmente. Si bien las hermanas clarisas residen en el monasterio desde hace prácticamente cuatro décadas, concretamente desde el año 1983, estas galletas se empezaron a elaborar a partir del mes de diciembre de 2014. ¿Y cómo empezó todo? Tradicionalmente, las hermanas hacían tareas de planchado, cosido, o bordado, pero las más jóvenes “querían crear un trabajo donde se pudieran organizar por sí mismas, sin las prisas ni exigencias del día a día”, afirma la Hermana Teresa, que se decidió a realizar un curso de repostería. A partir de entonces, se reconvirtieron los espacios del antiguo gallinero y el almacén de herramientas en un obrador, y se puso en marcha la iniciativa gastronómica.

Las primeras galletas que se elaboraron fueron las variedades de mantequilla, coco, integrales y de chocolate, y, más tarde, se incorporaron nuevos sabores como las galletas de anís. A partir de Navidad del 2016 comenzaron a elaborar en su obrador una receta original y propia: las galletas de avellana, elaboradas a partir de avellanas de los agricultores de la comarca. La Hermana Teresa resalta que “la galleta integral con pasas tiene salida, pero la de avellana es la que más”. Esta galleta de avellana se incorporó precisamente porque querían hacer un dulce que fuera 100% local, con un producto que identifica la tierra de forma inequívoca. “Es una galleta natural, que utiliza productos de proximidad y de calidad, como por ejemplo la avellana de Reus”, pero también «la mantequilla del Cadí o la harina de Vilafranca”, explica la Hermana Mercè.

Durante los períodos de Pascua y Navidad es cuando hay más demanda de este producto, pero también en primavera, que es cuando comienzan a llegar más visitantes a la ciudad. Las galletas se producen a lo largo de todo el año y se pueden adquirir en la entrada del mismo Monasterio y en lugares como la tienda del Monasterio de Poblet o en establecimientos especializados de poblaciones como Vic o Sant Cugat del Vallès. Los dulces de las Clarisas, que también incorporan nuevos sabores como las galletas de naranja, se están haciendo un espacio en el catálogo de productos pasteleros de la ciudad.

[Una versión de este artículo se ha publicado previamente por el autor en NW La Revista de Reus, núm. 71, en mayo de 2018]