Aceptar la vejez con resignación y paciencia | Cristina Peri Rossi

Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941). Profesora de literatura, traductora y periodista, es conferenciante habitual de universidades españolas y extranjeras. Su obra literaria abarca todos los géneros: poesía, relato, novela, ensayo y artículos periodísticos. Es considerada una de las escritoras más importantes de habla castellana, traducida a más de veinte lenguas. Su novela La nave de los locos, publicada en 1984, es considerada la novela hispanoamericana más importante después del boom. Ha obtenido, entre otros, el Premio Mario Vargas Llosa de relatos, el Loewe de poesía, el Ciudad de Torrevieja, el concedido por la Asociación de Escritores de España Don Quijote, el Rafael Alberti y el Ciudad de Barcelona. En el año 2013 el gobierno de su país le concedió la Medalla Delmira Agustini por su Actividad Cultural. La Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas la eligió en el año 2008 como la escritora que más había contribuido a la lucha por la paz y la justicia en el ámbito castellano.

Un sabor de infancia
El dulce de leche.

Una manía confesable
La ropa interior siempre negra.

Un amuleto
La imagen de un faro (y no un falo) que pintó Eduardo Sanz y tengo colgada de la pared.

El último libro que leí
«La hermana menor» de Mariana Enriquez (Retrato de Silvina Ocampo), editorial Anagrama.

Una película que me marcó
El cine ha sido otra de mis grandes pasiones, así que hay decenas de películas que me han marcado. De modo que solo enumeraré algunas de las que he visto más veces: Casablanca, Gilda, la conspiración de los boyardos, El Gatopardo, La aventura y La noche, de Antonioni, Las hermanas alemanas, de Margareth Von Trotta, Portero de noche, de Liliana Cavani, El conformista, de Bolognini, La dolce vita, de Fellini, Thelma y Louise, de Riddly Scott, Inseparables, de David Cronenberg, Herida, de Louis Malle, Carol, de Ted Haynes, La mejor juventud, de Marco Tulio Giordana…y la lista sería muy larga.
Me gusta más el cine europeo que el norteamericano y el cine argentino de después de la dictadura

Algo que evito
Conducir.

Si pudiera volver a empezar sería
Inimaginable.

Un lugar para vivir
Berlín, mientras se es joven. Para envejecer lo importante es con quién, no donde. Aunque lo malo es la vejez, no el lugar.

Un lugar para volver
La casa de mis tías abuelas, en San Martín y Enríquez Martínez. Ya no existe.

Una materia pendiente
Aceptar la vejez con resignación y paciencia.

Un acontecimiento que cambió mi vida
El exilio. Como decían los griegos: «lo mejor es no nacer, y en caso de nacer, lo mejor es no ser exiliado».

El escritor definitivo
No es una categoría en la que pienso.

Algo que jamás usaría
Una moto.

La última vez que pensé “tierra, trágame”
Cuando envié un mensaje de amor por whatsap a la persona equivocada.

El lugar más feo del mundo
El desierto.

Una rutina placentera
Leer el diario.

Me aburre
Las redes sociales.

Una extravagancia gastronómica que frecuento
Los bombones de dulce de leche que tengo prohibidos.

Una canción que aún me conmueve
Muchas. Las que más, Je suis malade, por Lara Fabian, el Magnificat, por Mina, Surabaya Johnny por Milva, Caruso, por Pavarotti, Ne me quite pas, por Maysa, Che bandoneón, por la Tana Rinaldi, Yo te amo, por Simone y todos los blues por las cantantes negras norteamericanas.

Un restaurante que nunca falla
No me gustan mucho los restaurantes y soy muy sencilla para comer…pero muy golosa.

Algo que cambiaría si pudiera
Como Fausto, la juventud pérdida

El valor humano que más admiro
La generosidad, la empatía, la solidaridad.

Una última palabra
Paz.

Foto: www.larazón.es