Fernando Butazzoni (Montevideo, 1953). Narrador, ensayista, periodista, guionista cinematográfico y dramaturgo. Su debut literario se produjo en 1979 con los cuentos de Los días de nuestra sangre. Ha escrito libros de crónicas y reportajes, un ensayo sobre el Conde de Lautréamont y una decena de novelas, entre ellas El tigre y la nieve (1986), Príncipe de la muerte (1997) y Las cenizas del Cóndor (2014). Ha escrito entre otros los guiones de las películas Un lugar lejano (2009), Esclavo de Dios (2013), Tamara (2016). En 2017 se estrenó su primer texto para teatro: La heladera sueca. Por el conjunto de su obra ha recibido numerosos premios y distinciones, tanto en el Uruguay como en el extranjero. Entre otros: Premio Casa de las Américas, Educa de Narrativa Latinoamericana, Bartolomé Hidalgo de Novela y el Premio Honorífico José María Arguedas. Sus guiones para cine han sido galardonados en festivales de Argentina, España, Italia, India, Estados Unidos, China y Venezuela.
Un sabor de la infancia
Helado de chocolate hecho por mi padre.
Una manía confesable
Cuando hay tormenta me aseguro de que los míos estén a buen resguardo.
Un amuleto
No creo en los amuletos porque traen mala suerte.
El último libro que leí
El camino estrecho al norte profundo, de Richard Flanagan.
Una película que me marcó
Ben Hur. Fui a verla a una matiné cuando tenía 10 años, en el colegio San Isidro. Después organizamos una carrera de cuadrigas, con carros y caballos de verdad, en las afueras de Las Piedras. Todavía tengo la cicatriz.
Algo que evito
Los vampiros.
Si pudiera volver a empezar sería
Un principiante.
Un lugar para vivir
La isla Juan Fernández.
Un lugar para volver
Estocolmo, Suecia.
Una materia pendiente
Análisis matemático (II)
Un acontecimiento que cambió mi vida
La guerra.
El escritor definitivo
Eso no existe.
Algo que jamás usaría
Peluca.
La última vez que pensé “tierra, trágame”
Cuando ganó Trump.
El lugar más feo del mundo
Las oficinas de la CIA en Langley, Virginia: dicen que allí los armarios están llenos de esqueletos.
Una rutina placentera
Madrugar y oír el silencio.
Me aburre
La gente que cree saberlo todo.
Una extravagancia gastronómica que frecuento
El desayuno: café recién molido por mí, tostada de pan rústico con queso ricota a caballo con un poco de tomate fresco, oliva y la olorosa albahaca. Y jugo de naranjas.
Una canción que aún me conmueve
E lucevan le stelle, el aria final de Tosca.
Un restaurante que nunca falla
No frecuento restaurantes.
Algo que cambiaría si pudiera
Me gustaría frecuentar restaurantes.
El valor humano que más admiro
La decencia.
Una última palabra
Siempre.
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