Los viajes forzados, breve crónica del recuerdo | Mariana Sosa Azapian
Hoy evoco sus manos hábiles en la cocina; desconozco si alguna vez la vi sin delantal. Sus manos mágicas hacían de todo, los platillos típicos, así la memoria permanecía encendida. Recuerdo que le gustaba un jugo de damascos, pero siempre se lo pedía y no te rezongaba si se lo tomabas todo.