Mazorcas delgadas y pequeñas | Rafael Varela
Cierto día, mientras recogía el maíz, una mujer que lo estaba haciendo con brusquedad, se lastimó una mano con una mazorca. Irritada, la mujer se dio media vuelta e insultó al muchacho y se burló de sus silbidos. De inmediato, todo el maíz se secó. Es que el silbido era importante ya que ayudaba al maíz a crecer…