Un oriental en África occidental (4) | Joaquín DHoldan

“Educar a una mujer es educar a toda una nación”
Proverbio africano

En zonas rurales profundas se sigue practicando la ablación del clítoris. Así de dura es la realidad de la mujer en el mundo. Estadísticamente un ser humano pobre es mujer, niña y negra. Las sociedades machistas, como la nuestra, como la de ellos, puede ser juzgada de forma superficial, llevando nuestra opinión al uso del pañuelo en las mujeres musulmanas, al rol de la mujer en la familia, a la procreación continúan como forma de realización. El viajero absurdo, el coleccionista de ciudades, no suele tener tiempo para hablar con ellas. Mucho menos de trabajar con ellas. Es allí, en el trabajo donde se ve la relatividad de lo que se juzga. Todo un ejercicio para el ser humano moderno, no plantarse frente algo distinto, incluso si es objetivamente cuestionable, como un juez implacable. Se llama suspender el juicio, no emitir opinión frente a todo, aunque no lo crean es posible, el universo no colapsa si escucha nuestro silencio. Eso es algo que uno aprende en África, en especial de las mujeres. Queda mucho camino por recorrer hacia la igualdad, pero una cosa es evidente, lo recorrerán ellas.

Cada una de las sociedades, grupos, u asociaciones con las que nos vinculamos están sostenidas por mujeres. Son ellas las punta de lanza de las propuestas más innovadoras. Si bien la sociedad en la que están las acorrala, ninguna fuerza en el mundo supera su trabajo diario para que esa situación cambie. He visto muchos blancos, incluso blancas, que han ido a decirles como debería ser su mundo y a criticarle como es, pero ellas, con una sabiduría ancestral, de la que nosotros carecemos, responden con un silencio respetuoso y con un trabajo arduo, cotidiano y cada vez más efectivo.

Son ellas las que se reúnen para sacar los grupos adelante. Son ellas las que educan. Aun los más machistas saben que la mujer, en África, es venerada. Hasta los estamentos más conservadores dicen que si no fuera por ellas la sociedad se vendría abajo. Existe una atmósfera mágica en las reuniones de mujeres que abundan por toda la región. Ellas están cambiando paso a paso el lugar donde viven. Cada vez son más las niñas alfabetizadas, las jóvenes con oficios, las profesionales organizadas.

En Senegal convive una mayoría musulmana, con católicos, y muchas otras religiones minoritarias. En Semana Santa, se reúnen todos a festejar, muchos celebran el Ramadán con sus vecinos. Celebrar la mezcla es un logro femenino, uno de los tantos pasos por nuevos caminos, que le depara a esta tierra su futuro, si los dejamos ser y aprendemos a callarnos.

 

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Joaquín DHoldan (Montevideo,1969) es escritor y dramaturgo. Está radicado en Sevilla. Es odontólogo. Fue guionista de carnaval, de radio y televisión. Como dramaturgo ha estrenado varias obras en Uruguay, España, México, Puerto Rico y Argentina. Tiene publicadas las novelas El murguista muerto, Neovampiro, Cruzar la muralla, Héroes rotos, Estuario y Cómo desactivar a un hombre bomba, así como los libros de cuentos La cita y otros artículos para dentistas e Historias desde el viento. Es columnista de música, fútbol y literatura; además colabora con las revistas culturales Maasåi y Vísperas. En sus ratos libres conduce los programas radiofónicos Diálogos comanches (Neo FM) y Música oriental, con el que difunde la cultura uruguaya en España. Twitter @joadoldan

Fotos: Joaquín DHoldan