De Independencia a Carrasco | Julio César Puppo, «El Hachero»
Después estiró el cogotito, como si tragara saliva y puso una carita que parecía decir: ‘Yo soy muy desgraciada porque a mí nadie me quiere”.
Después estiró el cogotito, como si tragara saliva y puso una carita que parecía decir: ‘Yo soy muy desgraciada porque a mí nadie me quiere”.